El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, un excapitán del Ejército, sigue minimizando los efectos de la pandemia a pesar de que el país ya registra 1.448.753 infectados y 60.632 fallecidos.
Por RT
Durante estos meses, Bolsonaro se ha enfrentado a las autoridades sanitarias, gobernadores y alcaldes proclives a implantar cuarentenas para frenar el impacto del virus. Su polémica gestión ha provocado la salida de dos ministros de Salud –uno fue despedido y el otro dimitió–, y ahora la cartera está dirigida por un general acompañado por una veintena de militares que ocupan cargos estratégicos.
Organizaciones internacionales y los expertos muestran su preocupación por la gestión de la crisis por parte del Gobierno, mientras que un último sondeo de Datafolha indica que el 61 % de los brasileños piensa que Bolsonaro estorba más que ayuda en el combate contra la pandemia.
El virus se extiende a gran velocidad en Brasil, pero esto no ha impedido que los gobernadores de estados como Sao Paulo y Río de Janeiro flexibilicen sus medidas presionados por el mandatario, quien prioriza la actividad económica.
Miguel Lago, politólogo y director del Instituto de Estudios para Políticas de Salud de Brasil, y que asesora a administraciones locales y estatales en la respuesta a la crisis, habla con RT sobre la actual situación del gigante latinoamericano.
RT: ¿Cómo describiría la situación actual que vive Brasil?
ML: Brasil, al revés de la mayoría de los países latinoamericanos, era quizá el mejor ubicado para responder bien a esta crisis, porque es el que tiene más capacidad estatal en esa área de salud y de asistencia social. Pero no ha aprovechado lo que ha construido por 30 años y lo que vemos es que responde a la crisis como si no tuviera estructura. Por tanto, lo primero, es una falta total de visión sobre la estructura estatal y lo segundo es la incompetencia crónica de los ministros de Bolsonaro. Hay una capacidad extraordinaria de nombrar gente terriblemente incompetente en todas las áreas y de no entender cómo funciona el Estado brasileño y sus capacidades.
Obviamente, el Estado también tiene muchas fallas y muchos problemas estructurales y, uno de los más graves, es un déficit crónico, sobre todo en varias regiones, de profesionales de salud y también de estructuras hospitalarias.
Brasil, si bien tiene uno de los sistemas más ambiciosos de salud del mundo, porque ha construido un sistema público de salud gratuito para todos los ciudadanos, para más de 200 millones de habitantes, ha invertido al mismo tiempo muy poco en su sistema.
Por ejemplo, mientras que España, que tiene un sistema igual de ambicioso que Brasil, invierte casi el 7 % del PIB en salud pública, Brasil no invierte ni siquiera un 4 % y tiene cinco veces la población española.
Invertir poco en salud y a la vez construir un sistema de salud provoca una limitación fuerte de la oferta de servicios. No es como EE.UU., donde hay una inexistencia de servicios para gran parte de la población. En Brasil lo que hay es una desigualdad regional tremenda.
El hecho de que Amazonas fuese el primer estado en entrar en colapso no fue porque sí. Solo hay hospitales en Manaos, así que todas las personas necesitan irse hasta allí para tener algún tipo de servicio hospitalario. Eso es una limitación muy grave del sistema brasileño, que ayuda a explicar por qué ciertas ciudades han colapsado antes que otras.
RT: Usted habla de una incompetencia crónica de los ministros de Bolsonaro. ¿Qué opina de que dos ministros de Salud ya no dirijan la cartera y que ahora esté a cargo un militar?
ML: [Luiz Henrique] Mandetta, que de lejos ha sido el mejor ministro de Bolsonaro, no supo utilizar la máquina que tenía en sus manos, tal vez por las propias limitaciones del presidente.
Brasil tiene el mayor programa de atención primaria del mundo, son 120 millones de personas que son atendidas y acompañadas constantemente por agentes comunitarios de salud. Eso significa que aún con la gran limitación de Brasil en la capacidad de producción y compra de test hubiera sido posible hacer identificación de síntomas de covid y políticas específicas de aislamiento a través de la atención primaria. Han estado solo preocupados en aumentar la capacidad hospitalaria y comprar test. Y eso no funciona así. Había una maquina muy potente que no se usó.
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