El matrimonio de Gretchen y David Anthony había llegado a su fin mucho antes de que ambos se presentaran el pasado 28 de febrero en una corte de justicia del Condado de Palm Beach, al sur de Florida, donde llenaron formularios para divorciarse. Llevaban cinco años juntos. Cinco años de tormentos. Finalmente parecía que todo alcanzaba último capítulo. Sin embargo, un mes después la pesadilla retornó en la vida de ella, de 51 años.
En la mañana del 23 de marzo una testigo cuya identidad no trascendió informó al Departamento de Policía de Jupiter -un pueblo de 55 mil habitantes aquel condado, pegado a Abacoa, donde vivía la pareja- que había recibido un “sospechoso mensaje” en su teléfono celular en el que supuestamente Gretchen le contaba que había contraído el coronavirus Sars-CoV-2 que provoca la enfermedad COVID-19 y que estaría bajo custodia de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) luego de ser analizada en el Jupiter Medical Center. En el mismo mensaje, la mujer agregó que su amiga continuaba casada con Anthony pero que ambos habían iniciado el trámite de divorcio.
Un oficial de policía fue hasta la vivienda de Gretchen para intentar saber más al respecto. Golpeó la puerta varias veces, pero nadie respondió. Luego, siguiendo lo narrado por la testigo, el agente se dirigió al Jupiter Medical Center, donde supuestamente estaría internada la mujer contagiada de coronavirus. La información fue inmediata: nadie había sido ingresada allí bajo ese nombre. Ni ese día, ni los anteriores. Desde 2008 que no pisaba ese hospital. Sin embargo, a los pocos metros, pudieron encontrar su Mini Cooper azul, en uno de las cuatro playas de estacionamiento del centro médico. En su interior estaba su cartera. Intacta.
Un día después, la policía recibió otro llamado. Era un nuevo testigo que también había recibido un mensaje desde el teléfono de Gretchen. Era la mañana del 24 de marzo y era similar al anterior texto digital. Esta vez decía que padecía un cuadro “agudo” de COVID-19. y que estaba siendo llevada a un refugio de los CDC en Belle Glade para ser hospitalizada y donde sería “sedada”. Pero no había tales centros de pacientes en aquel pequeño pueblo de unos 17 mil habitantes.
Este último deponente -amigo de Anthony- acompañó a los oficiales a la propiedad de la víctima. Tenía acceso con lo cual estaba vez sí pudieron ingresar al hogar y confirmar que nadie estaba allí. El hombre les aclaró algo que había llamado su atención. Primero, el tono y el vocabulario con que había supuestamente escrito Gretchen en su WhatsApp. Simplemente no era su estilo; segundo, desde hacía unos días -más específicamente, desde el 21 de marzo- la mujer había dejado de compartir con sus contactos su localización, algo inusual en ella. Para mayor sospechas: el estilo de los mensajes que salieron desde el teléfono móvil de Gretchen se parecían más a los de Anthony.
La noche anterior a que Gretchen fuera vista por última vez, Anthony fue detenido por oficiales en el Ocean Mall en Singer Island. El informe del arresto decía que estaba paseando, sudado y tratando de hablar con adolescentes. Al requisar su camioneta encontraron un pasaporte y un cuchillo de proporciones.
Otros dos testigos se sumaron a los pedidos de investigación. También recibieron la misma historia del coronavirus y Gretchen. Y uno de ellos alertó que Anthony tenía “problemas” y que temía por la vida de su amiga. Finalmente, el 25 de marzo los oficiales fueron hasta la casa de David Anthony. lo llamaron por teléfono y no pudieron encontrarlo. No había forma. Al llegar a su propiedad, nadie respondió a la puerta. Una vecina narró que no lo veía desde el día anterior. Recogió a su perro y le dijo que se mudaría a Costa Rica, de acuerdo a lo publicado por CBS12 News.
De inmediato los investigadores pidieron colocar un rastreador en su celular para poder conocer su paradero. Lo localizaron. La señal indicaba que estaba cerca de Pensacola. Allí había ido a una tienda de remates donde llevó un bolso lleno de joyas que pertenecían a su mujer. El empleado del comercio no quiso cerrar el acuerdo porque le resultó extraño. En cambio, facilitó a los policías las imágenes de seguridad que habían dejado constancia del paso de Anthony por el lugar.
Pero los mensajes de WhatsApp continuaron. Un día después de intentar conseguir efectivo con las joyas de su ex, Anthony utilizó su móvil para hacerse pasar por ella e informarle a otra persona que estaba siendo atendida por COVID-19 en el Palm Beach Hospital, intubada. Desde luego, la mujer no estaba allí.
La preocupación crecía. Los investigadores decidieron entonces acercarse hasta la vivienda de Gretchen para saber si podían encontrar algún indicio que indicara dónde podría estar o si incluso estaba con vida. Al llegar a su domicilio, un vecino se acercó. Les consultó si estaban allí para conocer detalles del “ataque ocurrido el sábado por la mañana”. Los oficiales abrieron los ojos. ¿Qué ataque? Nada había sido reportado en el 911. El hombre continuó: se habían escuchado gritos “espeluznantes” y en un momento la mujer lanzó un alarido final: “¡No! ¡Eso duele!”. En la acera, la camioneta todoterreno de Anthony.
Otro vecino se acercó a los patrulleros. Confirmó que el vehículo del ahora sospechoso había estado aparcado allí con una manta en la cajuela. Ese mismo testigo dijo que ese lunes sintió que alguien estaba realizando una limpieza profunda del interior de la propiedad. Más precisamente en su garage. El olor que se usaba era penetrante. “Mezcla de agua con algún químico desconocido”.
Lee también: «No es una creación de laboratorio»: cómo un grupo de científicos logró demostrar el origen natural del covid-19
Al irrumpir en la casa, los policías hallaron que en el lavarropa había ropa con lo que parecían manchas de sangre. Gotas también estaban por la escalera que conducía a la habitación principal, que alguna vez utilizó la pareja desde que se casó en 2015 y que ahora sólo era de Gretchen. En la cocina había también elementos de limpieza. Sin dudas, Anthony había querido ocultar algo. ¿Un femicidio? En el garage, las marcas del intento de ocultamiento eran más evidentes. Los peritos fueron por más: necesitaban evidencia y convocaron a la propiedad a la unidad canina para que detectara rastros de sangre. También en su Mini Cooper, aquel que había sido aparcado en el Jupiter Medical Center para despitar.
“Durante la investigación, un perro especialista en detección de cadáveres recorrió la residencia de Gretchen Anthony y nos alertó. El 31 de marzo, los investigadores hallaron a David Anthony y a su vehículo, un Nissan Frontier negro, en Las Cruces, Nuevo México, donde fue arrestado por homicidio en segundo grado y secuestro. Mientras resguardábamos su vehículo como prueba, una unidad canina experta en detección de cadáveres también nos alertó sobre la camioneta», explicó en un comunicado la Policía de Jupiter.
«Tras los avances en la investigación, y después de haber recopilado más pruebas, creemos que David E. Anthony es responsable de su desaparición y homicidio, que según se determinó, ocurrió el 21 de marzo”, añadió.
El 27 de marzo, cuando todo parecía indicar que se estaba ante un posible homicidio, un reporte oficial indicó que los móviles tanto de Gretchen como de Anthony estaban apagados y registraban actividad en torres de telefonía en Texas. Tres días después, el cerco comenzaba a cerrarse definitivamente sobre el principal sospechoso.
Uno de los detectives abocados al caso recibió una llamada. Extraña. Era una grabación en la que decía que se trataba de David Anthony. Ese mismo día, otra persona llamó. Se trataba de un hombre de Pensacola en la que decía que el criminal había vendido querido vender joyas que supuestamente habían permanecido a su “madre o madrastra” que había muerto de COVID-19. Al pagarle, le dio un cheque en lugar de efectivo. Cuando fue a cambiarlo, fue su perdición.
David Anthony fue detenido al día siguiente, 31 de marzo, en Las Cruces, Nueva México. Ahora espera ser extraditado a Palm Beach donde afrontará cargos por la desaparición y muerte de Gretchen, cuyo cuerpo continúa sin aparecer para poder descansar en paz y ayudar a trazar justicia. El sospechoso fue acusado de secuestro y asesinato en segundo grado y permanece en una cárcel de aquel estado.
Si quieres recibir en tu celular esta y otras informaciones descarga Telegram, ingresa al link https://t.me/albertorodnews y dale click a +Unirme.