En una rueda de prensa televisada en todo el país, el gobernador del estado de Nueva York, Andrew Cuomo, confirmó que en las comunidades en las que el índice de positivos de coronavirus sea menor a 5 por ciento, los distritos escolares estarán autorizados a iniciar el ciclo lectivo 2020-2021 (previsto a comenzar a principios de septiembre) con clases presenciales. Este 5 por ciento no es un número al azar, sino que se trata de la recomendación hecha por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para la reapertura de establecimientos donde se conglomeran muchas personas.
Por Soledad Cedro – Infobae
“Las escuelas pueden abrir. Tenemos el mejor índice de infección en el país. Si hay un estado listo para reabrir, ese somos nosotros”, dijo orgulloso Cuomo. En su declaración dejó atrás las semanas sombrías vividas por su estado, el que dos meses atrás tuvo el peor índice de mortalidad de todo el país y prácticamente el único estado que vio colapsado su sistema de hospitales.
Nueva York tiene 700 distritos escolares y en última instancia la decisión final la tienen los líderes de cada uno de esos distritos locales. Pero el anuncio de Cuomo era fundamental porque las autoridades locales pueden siempre ser más severas, decidiendo no abrir, pero nunca pueden tener reglas menos estrictas que el estado. Este poder del estado sobre las municipalidades ha enfrentado a Cuomo en los últimos días con alcaldes muy poderosos como Bill de Blasio, al frente de la ciudad de Nueva York. De Blasio anunció la semana pasada que su ciudad estaba lista para reabrir las clases presenciales dado que el índice de positivos allí hoy ronda el 1 por ciento de la población. Desde la oficina de Cuomo le aclararon que esa no era una decisión que él podía tomar sin consultar primero con el gobernador.
Cuomo está en un momento de triunfo después de que su estado pasara de ser el epicentro mundial del COVID-19 a ser uno de los estados con mejor situación en todo el país. Pero el debate sobre la reapertura de escuelas es un tema difícil para él. Los números lo acompañan, pero eso no necesariamente indica que el poderoso sindicato de maestros apoye su decisión. Mantener las escuelas cerradas implica que, solo en la ciudad de Nueva York, cerca de un millón de niños quedarían en frágiles condiciones de aprendizaje. Pero muchos maestros aún temen volver a las aulas.
“He tenido muchas dudas. Recibí incontables llamados de padres y maestros, cada uno expresando su preocupación. Si los maestros no vuelven, entonces no podemos abrir las escuelas. Si los padres no mandan a sus niños a clases, entonces no hay reapertura posible”, decía Cuomo acerca del proceso de decisión.
Michael Mulgrew, presidente de la Federación Unida de Maestros, ha sido por años un aliado de Cuomo. Sin embargo, en recientes declaraciones a la prensa, no ha descartado la posibilidad de que el sindicato inicie acciones legales contra la ciudad de Nueva York y contra el estado.
“Nadie quiere entrar en una batalla legal con los maestros. Todos deben sentirse seguros. Si no se sienten seguros, no pueden enseñar”, agregaba este viernes Cuomo al ser preguntado por la presunta demanda en puerta.
Ahora cada distrito debe diseñar y presentarle al estado su plan de vuelta a clases de manera segura. Deben contemplar controles para maestros y estudiantes, nuevos protocolos de limpieza y un plan concreto de acción en caso de que alguien en la comunidad resulte positivo de COVID-19. En la ciudad de Nueva York, las clases están previstas para empezar el próximo 10 de septiembre.
Si quieres recibir en tu celular esta y otras informaciones descarga Telegram, ingresa al link https://t.me/albertorodnews y dale click a +Unirme.