Una buena noticia asoma en el universo COVID-19: a través de la leche materna, las mujeres vacunadas contra el coronavirus pueden transferir los anticuerpos a los bebés y niños lactantes. Así lo indica un nuevo estudio realizado por la Universidad de Tel Aviv y el Centro Médico Sourasky de Tel Aviv – Ichilov en Israel.
La lactancia materna es una de las formas más eficaces de asegurar la salud y la supervivencia de los niños. De hecho, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), si prácticamente todos los niños fueran amamantados, cada año se salvarían unas 820.000 vidas infantiles. Sin embargo, en lo que concierne a la transmisión de anticuerpos, en lo que al espectro COVID-19 se refiere, los estudios son incipientes. Por esta razón, este avance de la ciencia israelí genera optimismo.
La investigación, de la que participaron 10 mujeres, apuntó a verificar no solo si se encontraban anticuerpos en la leche, sino, también, si tenían la capacidad de neutralizar el virus, según se informó a través de un artículo publicado en The Jerusalem Post.
El estudio fue realizado por un equipo compuesto por la doctora Yariv Wine y la candidata a doctorado Aya Kigel, de la Escuela de Biomedicina e Investigación del Cáncer TAU Shmunis, y un equipo en el Lis Maternity and Women’s Hospital en Sourasky, liderado por la doctora Michal Rosenberg-Friedman y el profesor Ariel Many.
Los niveles de anticuerpos en la sangre y la leche materna de las voluntarias se midieron en cuatro momentos distintos, después de recibir las dos dosis de la vacuna.
Los investigadores encontraron que el nivel de anticuerpos aumentó después de 14 días desde la primera inyección y continuó siete días después de la segunda. Además, los investigadores israelíes confirmaron que los anticuerpos pueden impedir que el virus se una a los receptores de las células huésped, lo que demuestra el potencial para prevenir la enfermedad.
El estudio está en proceso de revisión por pares y confirma los hallazgos de otro relevamiento realizado por especialistas del Providence Cancer Institute, en Oregon, Estados Unidos, publicados recientemente. En este último, conducido por los investigadores Jill K. Baird, Shawn M. Jensen, Walter J. Urba, Bernard A. Fox, Jason R. Baird, se compararon las muestras de leche materna de seis mujeres lactantes que planeaban recibir ambas dosis de la vacuna Pfizer-BioNTech o Moderna entre diciembre de 2020 y enero de 2021 antes de la vacunación con las muestras recolectadas, en diversos intervalos de tiempo y 14 días después de recibir la segunda dosis de la vacuna. Como resultado, los investigadores observaron niveles significativamente elevados de anticuerpos IgG e IgA, específicos del SARS-CoV-2, en la leche materna a partir del séptimo día de recibida a la primera dosis.
A fin de enero, la OMS actualizó su guía “todo lo que debes saber sobre la vacuna de Moderna contra el COVID-19”, y modificó, así, su posición sobre la inmunización para la mayoría de las mujeres embarazadas, a menos que se trate de personas que sean pacientes de alto riesgo.
La recomendación de que se vacune a las embarazadas se dio tras una protesta contra la postura anterior de la entidad, que afirmaba que “no recomendaban la vacunación de mujeres embarazadas con las vacunas fabricadas por las compañías farmacéuticas Pfizer/BioNTech y Moderna”.
Varios expertos habían expresado su decepción días atrás por la posición anterior de la OMS. Los especialistas estadounidenses señalaban que se trataba de una incompatibilidad con la orientación dada por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC) y confundía así a las mujeres embarazadas en búsqueda de consejos claros.
“Los datos alentadores muestran que vacunar a las madres que amamantan promueve la producción de anticuerpos importantes en la leche materna, lo que potencialmente protege a sus bebés lactantes de la enfermedad”, comentó Wine, al frente de la investigación israelí.
A nivel mundial, solo un 40% de los lactantes menores de seis meses recibe leche materna como alimentación exclusiva, según la OMS. Los beneficios de la lactancia materna incluyen disminución de la mortalidad en los recién nacidos prematuros, disminución de la morbilidad infantil debida a infecciones digestivas, respiratorias, urinarias y del oído medio, así como menos enfermedades atópicas. Incluso, hay algunas pruebas de que la leche materna exclusiva se asocia con las tasas más bajas de estas enfermedades en los seis primeros meses de vida.
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