Con las discotecas cerradas y los rostros cubiertos por mascarillas, cortejar en París, la capital del amor, se ha convertido en todo un reto. Pero ya sea a través de pantallas o simplemente una mirada, los jóvenes parisinos han adaptado su manera de seducir en tiempos de coronavirus.
AFP
Yotam, Maud, Flore, Julie o Yannis tienen todos entre 20 y 30 años de edad y estiman que las mascarillas son un obstáculo a la hora de cortejar.
“Somos jóvenes, obviamente queremos conocer gente, seducir, gustar y es cierto que la mascarilla es una molestia”, dice Yotam a la AFP, sentado en la plaza de la prestigiosa Universidad de la Sorbona.
“Las expresiones del rostro son muy importantes. La sonrisa, la risa. No poder ver todo eso hace que el arte de la seducción sea más complicado”, añade el estudiante, con sus ojos brillando con picardía detrás de su mascarilla negra.
Maud está convencida de que la mirada se convertirá en el elemento primordial, a través de la cual todo pasará: las emociones, los sentimientos. “Es en eso en lo que nos concentraremos ahora: vamos a mirar los ojos y su belleza”, dice, entrecerrando sus ojos verdes, hábilmente resaltados con lápiz negro.
Sélim Niederhoffer, coach de seducción, confirma que una buena parte de la comunicación se hace a través del rostro.
Pero la mirada no es la única herramienta de seducción.
“Vamos a prestar más atención a la forma en la que nos vestimos, la ropa, el corte de pelo, la mirada, un montón de cosas. Pero es verdad que ahora nos concentramos en otras cosas y no solo en el rostro”, dice Julie, una panadera de 28 años de edad que se volvió a quedar soltera hace poco.
“Seguimos siendo humanos, mamíferos con impulsos fuertes. ¡Las mascarillas no nos impiden mirar!”, añade Yannis, con el pelo recién decolorado y un pendiente en el lóbulo izquierdo.
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