Responsables de la Federación Internacional de la Cruz Roja (FICR) en Guinea y la República Democrática del Congo (RDC), países afectados por sendos brotes de ébola surgidos este año, subrayaron hoy que se necesitan más test rápidos de diagnóstico para combatir estas epidemias.
En un encuentro virtual con periodistas en Ginebra, organizado por la Asociación de Corresponsales de Naciones Unidas (ACANU), subrayaron que los voluntarios de la organización están trabajando codo a codo con las redes sanitarias para combatir unos brotes de los que se han confirmado 30 casos, 15 de ellos mortales.
La lucha contra el brote de la RDC, cuyo final podría declararse en pocos días (el último de los 12 pacientes confirmados fue dado de alta el 3 de marzo, aunque es necesario esperar seis semanas sin más casos para declarar su final), se ve dificultada por la complicada situación política de la zona donde se produjo (Kivu Norte).
Esa provincia del noreste del país «es una zona que sufre más de 20 años de conflicto, donde las actividades de grupos armados dificultan la intervención y los voluntarios trabajan en condiciones de mucha inseguridad», subrayó el secretario general de la Cruz Roja congoleña, Jacques Katshishi.
«Pese a esos problemas, nuestros voluntarios se han movilizado en una lucha contra la epidemia que pasa en primer lugar por una buena información», aseguró.
En Guinea se han detectado sólo 18 casos, de los que nueve pacientes fallecieron, aunque la Cruz Roja pide extremar la alerta en una zona, el África Occidental, que hace apenas un lustro sufrió el peor brote de ébola en la historia, con 28.000 casos y más de 11.000 muertes.
Gwendolen Eamer, responsable de Salud Pública en Emergencias de la FICR, indicó al respecto que la organización ha pedido a la comunidad internacional 8,5 millones de dólares para sus operaciones contra este brote en Guinea y los países vecinos, aunque sólo ha recibido por ahora la décima parte de estos fondos solicitados.
Aunque la centenaria organización no participa en las campañas de vacunación contra esta enfermedad, sí lleva a cabo campañas de información para explicar quién debe vacunarse y animar a los aún reacios a inmunizarse.
Además, explicó Eamer, FICR colabora en la celebración de funerales de víctimas de ébola con las necesarias medidas de seguridad, un delicado asunto ya que los cadáveres son altamente contagiosos y deben ser enterrados en condiciones de aislamiento que, explicó, en ocasiones son difíciles de aceptar por los familiares.
«En RD Congo la cuenta atrás para declarar el fin de la epidemia ya ha empezado, pero 42 días es un periodo largo y es crítico que mantengamos plenamente el operativo para responder ante cualquier caso sospechoso», subrayó, concluyendo que «hay espacio para el optimismo, pero no para relajarse». EFE
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