Fue una noche de furia y horror en Gaza. Se registró el bombardeo más intenso sobre una ciudad desde la guerra de Irak. Las fuerzas israelíes cortaron todas las comunicaciones. Más de dos millones de personas quedaron bajo las bombas sin Internet ni teléfonos. El resto, lo iremos sabiendo con las horas, cuando se disipe la nube de polvo de la destrucción y aparezca el intenso olor de la muerte.
Otra preocupación de Washington es el día después de la invasión y cómo va a manejar Israel la ocupación de la Franja. El ministro de Defensa, Yoav Gallant, dijo ante una comisión del Knesset que el objetivo es “eliminar a Hamas y salir de allí”. Israel trataría entonces de “quitarse de encima la responsabilidad sobre la vida en Gaza” centrándose apenas en “la creación de una nueva realidad de seguridad para los ciudadanos de Israel y para los residentes de Gaza”. En una entrevista con CBS, el general estadounidense Mark Kimmitt, dijo que de acuerdo a lo que le habían informado sus colegas israelíes la operación militar en ciernes se limitaría a “recuperar los rehenes; obtener una retribución por los ataques de Hamas del 7 de octubre; y eliminar a Hamas como fuerza en Gaza para que nunca vuelva a ser una amenaza para Israel”. Y aclaró: “por lo que sé, no tienen ningún plan de ocupación”.
En cuanto a los tiempos, hay apenas un dato específico. Las autoridades israelíes ya anunciaron a los ciudadanos desplazados de los pueblos y ciudades del norte y el sur del país cercanos a las zonas de guerra que se prepararan para permanecer en los hoteles y residencias temporarias donde fueron trasladados “hasta, por lo menos, fin de año”. Si tomamos en cuenta una operación similar a esta como fue la reconquista por parte del ejército iraquí de la ciudad de Mosul que estaba tomada por el ISIS, se necesitaron nueve meses. Allí se había abroquelado el grupo terrorista e impedía la salida de más de 100.000 civiles que quedaron atrapados bajo las bombas. El saldo fue de entre 14.000 y 20.000 muertos.
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Las tropas israelíes intentarán eliminar cuanto antes a las principales figuras del grupo terrorista que domina la Franja. Anunció que no hará “ninguna distinción” entre la cúpula política y militar de Hamas y que su lista de objetivos será “exhaustiva y estará clasificada por orden de valor”. Se cree que Mohammed Deif, comandante del ala militar de Hamas, Yahya Sinwar, miembro fundador de su ala militar y servicio de inteligencia, y líder político del grupo en la Franja de Gaza, y Saleh Al Arouri, líder adjunto y antiguo comandante militar, son los principales objetivos en el punto de mira de Israel.
El miércoles, Al Arouri fue visto en Líbano, donde aparecieron imágenes suyas manteniendo conversaciones con Hassan Nasrallah, líder de Hezbollah, y con el jefe de la Yihad Islámica Palestina, Ziyad Al Nakhalah. Deif, nacido en un campo de refugiados de Gaza, y Sinwar, cuya casa fue uno de los primeros objetivos de los bombardeos, estuvieron varios años en prisiones israelíes y ya fueron objeto de numerosos intentos de asesinato. El profesor Alan Mendoza, director ejecutivo de la Henry Jackson Society, dijo en una entrevista con CNN que Israel clasificaría sus objetivos por orden de valor de forma similar a las 55 cartas que la coalición liderada por Estados Unidos, que invadió Irak en 2003, dio a sus tropas para identificar a los miembros más buscados del gobierno de Saddam Hussein.
Otros objetivos que seguramente integran esa lista son Tawfik Abu Naim, jefe del aparato de seguridad, Vahi Moshtaha, asesor principal de Sinwar, Marwan Issa, adjunto de Deif y coordinador de las alas militar y política, y Ahmed Ahandor, comandante del norte de la Franja de Gaza. En Tel Aviv hablan de “muchos más que los 55 de Irak, al menos hay que multiplicar esa cifra por 10″. Pero hay que tener en cuenta que los principales dirigentes políticos de Hamás viven en el extranjero, entre Qatar y Turquía. La organización también tiene oficinas en El Líbano, Siria e Irán.
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Y están los simpatizantes de Hamás en la otra parte del territorio palestino, en Cisjordania. Allí se estuvieron llevando operaciones militares en los últimos días que dejaron decenas de muertos y donde, según los israelíes, se detuvieron algunos integrantes “importantes” de la facción. Pero una vez que las tropas entren en Gaza y emerjan las imágenes de la tragedia humanitaria que se está creando, comenzará una respuesta más contundente de los palestinos en general más allá de que no compartan las posiciones de los terroristas. En Nablús apareció un nuevo grupo denominado Lions’ Den, formado por jóvenes vinculados al Frente Popular para la Liberación de Palestina, Hamás, la Yihad Islámica Palestina y Fatah, y que ya anunciaron que abrirían allí un frente de guerra. Seguramente hay otros.
La invasión de Gaza estará condicionada también por estos frentes que se puedan abrir apenas los soldados avancen en ese territorio. Desde ya, se intensificarán los ataques del Hezbollah desde El Líbano, aunque la cúpula de esa organización en Beirut ni su promotor, Irán, quieran entrar en una guerra directa con Israel. También, desde Siria por parte de los grupos pro-iraníes que actúan allí y desde lugares insospechados hasta ahora como Yemen, donde los rebeldes, también apoyados desde Teherán, lanzaron la última semana misiles contra Israel.
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