Haití, nación del Caribe con una larga historia de turbulencia, está atravesando uno de sus peores periodos de caos.
Por Infobae
Las pandillas cerraron el aeropuerto, saquearon puertos marítimos, edificios públicos y tiendas, y han atacado casi una decena de comisarías. Las carreteras están bloqueadas, lo que corta el suministro de alimentos, y 4600 reclusos fueron liberados tras el ataque a las prisiones.
El primer ministro, Ariel Henry, está varado en Puerto Rico mientras los pandilleros causan estragos, exigen su dimisión y asaltan decenas de camiones llenos de provisiones del Programa Mundial de Alimentos.
El estado de emergencia en torno a Puerto Príncipe, la capital, se prorrogó un mes más.
Con el gobierno al borde del colapso, Estados Unidos y los países del Caribe están trabajando para llegar a una resolución —incluido un plan para un gobierno de transición— que restablezca cierta apariencia de orden en la atribulada nación y permita que Henry pueda regresar al país.
¿Cuáles son las pandillas y qué quieren?
Los expertos calculan que en Haití operan hasta 200 pandillas, unas 20 de ellas en Puerto Príncipe. Van desde pequeños grupos de unas pocas decenas de jóvenes que comparten pistolas hasta cuadrillas de unos 1500 hombres con sueldos semanales y armas automáticas que pertenecen a organizaciones jerarquizadas con jefes.
Dos organizaciones principales de pandillas, el G-Pèp y la Familia G-9, controlan muchos de los barrios más pobres de la capital. Los grupos delictivos y sus aliados a veces trabajan en colaboración, pero más a menudo se enfrentan.
Los grupos han estado históricamente vinculados a partidos políticos: el G-9 está afiliado al partido gobernante Haitian Tèt Kale, mientras que el G-Pèp tiende a apoyar a los partidos de la oposición.
El G-9 y sus aliados se han apoderado en gran medida de los puertos y de las carreteras que rodean el principal aeropuerto del país. Ha sido casi imposible conducir desde Puerto Príncipe a las ciudades del norte porque las pandillas han tomado la autopista norte-sur.
Henry abandonó el país la semana pasada para dirigirse a Kenia, donde firmó un acuerdo que allana el camino para que una fuerza multinacional dirigida por esa nación de África Oriental viaje a Haití y se enfrente a las bandas.
En su lugar, en ausencia de Henry, los líderes de las pandillas anunciaron una alianza informal llamada “Vivre Ensemble” o “Vivir Juntos” en español. Lanzaron ataques coordinados contra instituciones estatales con el objetivo de derrocar al gobierno actual e impedir el despliegue de la fuerza internacional.
“Quieren engullir barrios uno a uno”, declaró Nicole Phillips, abogada de derechos humanos especializada en Haití. “Cualquier gobierno que les permita hacerlo, eso es lo que quieren”.
Las bandas también esperan establecer un consejo de gobierno para dirigir el país, y quieren ayudar a elegir a sus miembros para poder ejercer el control, dijo Robert Muggah, quien investiga Haití para varias agencias de la ONU.
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