La jornada en Washington se esperaba caótica y turbulenta, con semanas de anticipación y convocatoria para los partidarios republicanos. Pero, aunque no pueda catalogarse como sorpresiva, las imágenes del asedio sobre el Capitolio no dejaron de conmocionar al mundo, en una jornada que acabó con cuatro muertos, más de 10 heridos y decenas de detenidos en la capital estadounidense.
El saliente mandatario Donald Trump dio un discurso poco antes del mediodía frente a sus seguidores, concentrados en El Elipse, un área verde cercana a la Casa Blanca y a unas cinco cuadras del Capitolio. “Nunca nos rendiremos. No se concede cuando hay un robo involucrado”, dijo, y volvió a presionar al vicepresidente Mike Pence a que rechace los resultados del Colegio Electoral. Posteriormente, la orden fue marchar hacia el Congreso.
Después de las 12, la multitud se concentró frente a la barricada policial instalada en las afueras de la escalinata Oeste del Capitolio, tras recorrer la Avenida Pensilvania, pero también llegaban desde la cara opuesta del Capitolio (al este). Las fuerzas de seguridad lanzaron algunos gases lacrimógenos, pero la protesta no se dispersó.
A las 13, comenzó la sesión conjunta en la Cámara de Representantes. Unos minutos antes, la oficina de Pence había confirmado que rechazaba los pedidos de Trump y se limitaría a cumplir su rol ceremonial. Poco después, los congresistas se reunieron en cámaras separadas, a ambos lados del Capitolio, para iniciar el debate por la primera objeción planteada por un sector republicano.
Afuera, continuaban los enfrentamientos y las barricadas metálicas fueron derribadas: los manifestantes se dirigían a las entradas del edificio. La policía retrocedió y en algunas zonas, para evitar la confrontación, directamente abrieron el paso a los seguidores de Trump. El edificio había sido vulnerado.
Cerca de las 13.30, la policía del Capitolio envió alertas pidiendo a los ocupantes que evacuaran dos edificios de oficinas.
En las escaleras del lado oeste, decenas de manifestantes avanzaban gritando consignas como “Toma el Capitolio”, “Detengan el robo” o acusando de traidores a los policías, que rociaban gas pimienta sin mayores resultados.
Ante el repliegue policial, una avalancha de manifestantes escalaron las paredes y llegaron a los balcones del edificio, agitando banderas pro Trump. Algunos se subieron a los andamios que habían sido colocados para los preparativos de la toma de posesión del presidente electo Joe Biden.
Después de que los miembros de la multitud rompieran una ventana, la multitud comenzó a inundar el edificio. La turba también irrumpió en las puertas principales del ala del edificio que contiene a la Cámara de Representantes. Muchos se movían libremente por la Rotonda, algunos de ellos vandalizaron las estatuas que rodeaban el área.
En la otra ala, los senadores continuaban el debate en el segundo piso, como si no hubiesen intrusos una planta más abajo. A las 14.10, el micrófono captó las palabras del senador Chuck Grassley: “Los manifestantes están en el edificio”. Golpeó el mazo ceremonial y fue evacuando junto a Mike Pence, ya que ambos están en la línea de sucesión presidencial. Ya se podían escuchar los gritos y el caos.
La policía le pidió a los senadores que se alejen de las puertas. En minutos, todos los congresistas fueron evacuados a un lugar seguro no revelado.
A las 14.29, Trump tuiteó un mensaje que no llamaba a la calma. “Mike Pence no tuvo el coraje de hacer lo que se debería haber hecho para proteger nuestro país y nuestra Constitución (…). ¡Estados Unidos exige la verdad!”
Aunque ya habían varios reportes de disparos, cerca de las 14.35 la prensa reportó que una mujer estaba herida de gravedad dentro del edificio. Un testigo describió el hecho a WUSA-9: “Habíamos irrumpido en las cámaras del interior. Y había una joven que se precipitó a través de las ventanas. Varios policías y el Servicio Secreto decían ‘atrás, abajo, fuera del camino’. Ella no atendió la llamada y como nos apresuramos a agarrar a la gente y tirar de ellos, le dispararon en el cuello”.
A las 14.38, Trump volvió a publicar en Twitter: “Por favor, apoyen a nuestra policía del Capitolio y a las fuerzas del orden. Ellos están verdaderamente del lado de nuestro país. ¡Mantengan la paz!”
Las fuerzas de seguridad habían puesto barricadas en las puertas principales de las cámaras y los oficiales sacaron sus armas para proteger el lugar mientras la multitud se reunía fuera de la puerta.
En los pasillos seguía el caos. Algunos manifestantes portaban banderas confederadas, otros seguían robando el mobiliario. La policía realizó algunos arrestos, pero la mayoría circulaba sin problemas y se les permitió salir libres.
Ante los sonidos de disparos y la presencia de manifestantes armados, la policía del Capitolio ordenó a los legisladores que se escondan bajo sus sillas (que son a prueba de balas). La muchedumbre de afuera continuaba golpeando las puertas y rompiendo los vidrios.
Cerca de las 15, evacuaron a la mujer que recibió un disparo, en circunstancais todavía bajo investigación. Luego murió en el hospital.
La multitud infligió daños en todo el complejo, explorando las oficinas y recorriendo los pasillos. Un sujeto posó en una oficina de la líder demócrata Nancy Pelosi, con los pies arriba del escritorio. Las computadoras del staff todavía mostraban correos electrónicos, una señal del apuro con el que evacuaron el lugar.
A las 15.13, Trump volvió a pedir orden. “¡Nada de violencia! Recuerden, NOSOTROS somos el Partido de la Ley y el Orden”.
Las insólitas imágenes de los manifestantes posando con total libertad en la Mesa Directiva de las cámaras recorrían las redes sociales.
A las 16.15, Trump publicó un video en el que instó a sus partidarios a irse a casa, pero continuó rechazando los resultados de las elecciones. “Son muy especiales”, elogió a sus seguidores.
Posteriormente, en Twitter, justificó la violencia: “Estas son las cosas y eventos que suceden cuando una victoria electoral sagrada es tan poco ceremoniosa y viciosamente despojada de los grandes patriotas que han sido maltratados e injustamente tratados durante tanto tiempo”.
Alrededor de las 17, después de horas de asedio, la policía desalojó al grueso de manifestantes, escoltando a muchos de ellos por las escaleras. Entre los cientos de invasores y protestantes violentos, unos 50 quedaron detenidos.
A las 18 comenzó el toque de queda decretado por las autoridades de Washington, por lo que desde un rato antes el grueso de los manifestantes se había retirado de los alrededores del Capitolio.
El Congreso se volvió a reunir cerca de las 20 para certificar los resultados del Colegio Electoral, una sesión que se prolongó hasta las primeras horas del jueves porque un sector republicano mantuvo su reclamo sobre presuntas irregularidades electorales, sin presentar evidencias.
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