Después de un parón de siete meses por la pandemia de COVID-19, con la segunda ola del virus ya controlada pero golpeada por su peor crisis en tres décadas, Cuba reabrió este jueves al turismo internacional su balneario más famoso, Varadero, y la mayoría de sus aeropuertos, excepto el de La Habana.
EFE
La capital, la principal puerta de entrada a la isla caribeña y la única terminal en la que pueden operar las aerolíneas estadounidenses debido a sanciones recientes de Washington, aún no ha entrado oficialmente en la etapa de «nueva normalidad» vigente en la gran mayoría del país y de momento no ha anunciado fecha para el reinicio de los vuelos.
Mientras, a unos 150 kilómetros al este de La Habana, el balneario de Varadero ya está listo para recibir a los visitantes internacionales, que deben comenzar a llegar a partir de la semana próxima en vuelos desde Reino Unido, Alemania y Rusia.
La compañía alemana TUI, el mayor turoperador del mundo, o la aerolínea Cóndor ya han confirmado que retomarán sus operaciones con este destino caribeño.
Para el resto de las terminales cubanas abiertas a partir de hoy no se ha anunciado aún fecha de reinicio de operaciones.
La paradisíaca península de Hicacos será el primer punto de la isla grande al que podrán regresar los turistas foráneos, quienes desde julio pasado ya podían visitar Cuba, pero con estancias limitadas a los cayos al norte y sur del archipiélago, vedados temporalmente a los cubanos para evitar brotes de coronavirus.
Durante esa apertura parcial, los visitantes que han llegado fueron fundamentalmente canadienses, aunque con una afluencia menor de la esperada probablemente debido a que en Canadá aún es obligatoria la cuarentena al reingresar al país, lo que desincentiva los viajes.
Las autoridades locales aseguran que el aeropuerto Juan Gualberto Gómez del balneario, considerado el segundo en importancia del país por sus ingresos y tráfico, cuenta con todas las certificaciones de bioseguridad.
Similares protocolos sanitarios seguirán los más de 50 hoteles del balneario, administrados en su mayoría por empresas como las españolas Meliá, Iberostar y Globalia, y la canadiense Blue Diamond.
Varadero, elegida en 2019 la segunda mejor playa del mundo según TripAdvisor, es uno de los mayores reclamos turísticos de Cuba.
En enero pasado ese polo registró un crecimiento de visitantes del 12 %, un dato esperanzador en ese momento para la isla, que sufrió un descenso del 9,3 % en las llegadas de extranjeros en 2019.
MOTOR LISTO PARA ARRANCAR
Considerado como el motor detrás de la maltrecha economía cubana, el turismo es la segunda fuente oficial de ingresos para la isla, solo por detrás de la venta de servicios profesionales al exterior y aporta en torno al 10 % del producto interno bruto.
El sector turístico da empleo a medio millón de personas en el sector estatal, a lo que se une un alto porcentaje del más de medio millón de trabajadores privados en el país.
En 2020, Cuba tenía previsto recibir 4,5 millones de visitantes internacionales con la esperanza de revertir la caída del año pasado, cuando de acuerdo a datos oficiales llegaron 436.352 turistas menos que en 2018.
La pandemia de COVID-19 obligó a cerrar fronteras en abril y asestó un duro golpe a las aspiraciones de la isla caribeña, que busca ahora aprovechar la temporada alta invernal para resarcir parte de las pérdidas, avalada sobre todo por el buen manejo de la crisis sanitaria.
Las autoridades del sector utilizaron la pausa para reparar y acondicionar instalaciones turísticas por todo el territorio. La reapertura al turismo local en algunas provincias -de nuevo con excepción de La Habana – ha servido de ensayo antes de la llegada de los visitantes extranjeros.
Con un acumulado de 6.062 positivos al coronavirus, un 93,7 % de recuperados y 123 muertes en siete meses, Cuba exhibe una situación favorable frente al resto de los países de la región.
El Gobierno cubano ha asegurado que brindará atención sanitaria de primera a los turistas, quienes deberán realizarse una prueba PCR a su llegada y tendrán seguimiento médico hasta obtener el resultado.
Cada hotel tendrá además un grupo de sanitarios atentos a posibles síntomas respiratorios.
LA HABANA, EL DESTINO MÁS ESPERADO
Desde el lunes pasado, gran parte de Cuba entró en una «nueva normalidad» que incluye la reapertura a plena capacidad de los servicios y actividades, junto al reinicio de vuelos en casi todos los aeropuertos, menos La Habana y las provincias centrales de Ciego de Ávila y Sancti Spiritus.
Estos dos últimos territorios desplazaron a La Habana como epicentro de la epidemia en la isla, y son los únicos todavía en fase 0.
La capital se encuentra en fase 3 -el paso previo a la etapa de «nueva normalidad»-, con algunas restricciones vigentes.
El reinicio de vuelos desde y hacia el aeropuerto habanero José Martí es la decisión más esperada por los cubanos, que han visto cómo se ha agravado la escasez crónica del país sin el alivio del mercado negro.
La prohibición de salida ha cortado la cadena de abastecimiento del comercio informal en la isla, sostenido por las llamadas «mulas»: miles de personas dedicadas a importar todo tipo de productos ausentes del monopolio estatal de tiendas.
También esperan con ansias la reapertura de La Habana los miles de cubano-estadonidenses repartidos por todo EE.UU., que solo pueden llegar al José Martí debido al reciente veto estadounidense sobre los vuelos comerciales y chárter al resto de aeropuertos.
El Gobierno cubano adelantó que pronto informará sobre nuevas medidas para flexibilizar las restricciones en La Habana, entre las que se prevé que anuncien el restablecimiento de las operaciones aéreas y con ellas la apertura de hoteles en la ciudad más visitada de la isla por turistas.
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