La petrolera estadounidense Chevron espera una decisión del Departamento del Tesoro la próxima semana que de serle adversa pondría fin a su presencia de casi 100 años en Venezuela, y colocar sus activos de $2,700 millones en riesgo de ser expropiados y vendidos a Rusia o a China, dijeron analistas.
POR ANTONIO MARIA DELGADO/ Nuevo Herald
Chevron actualmente puede operar en Venezuela gracias a que cuenta con una licencia otorgada por el Departamento del Tesoro que le exonera de las sanciones impuestas por Washington, que prohíbe a toda empresa bajo su jurisdicción sostener operaciones con el régimen de Nicolás Maduro.
Pero la licencia vence el 25 de octubre, y de no ser renovada la petrolera estadounidense tendría que cerrar sus operaciones en el país, lo que pondría a sus activos en riesgo de inmediato, opinaron los expertos.
“Si se fuera a no renovar la licencia, el escenario que yo contemplaría es que el régimen tomaría la decisión de traspasar la participación a una empresa rusa que no estaría bajo el miedo de las sanciones”, opinó Guillermo Zubillaga, jefe del grupo de trabajo para Venezuela del Consejo de las Américas.
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“Yo no veo gran apetito ruso por invertir en nuevos proyectos para la producción petrolera de Venezuela, pero sí creo que si se les ofrece esos activos y esa infraestructura ya existente, sí la tomarían”, agregó.
El régimen socialista de Caracas tiene una larga historia de expropiar las operaciones de transnacionales en el país, tomándose para sí en la década pasada los activos de ExxonMobil y de ConocoPhyllis.
Los activos de la empresa en Venezuela incluyen una participación de 39.2 por ciento en Petroboscan, que opera los campos al occidente del país, y una participación de 30 por ciento en Petropiar, empresa dedicada al mejoramiento del crudo extra pesado proveniente de la Faja Petrolífera del Orinoco.
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Chevron produjo este año un promedio de 34,000 barriles diarios —aun cuando la capacidad de producción de sus instalaciones es cinco veces mayor—, debido en parte a los grandes problemas que enfrenta la industria petrolera local, que incluyen constantes interrupciones en el suministro eléctrico y más recientemente los serios problemas para almacenar el crudo.
Pero la compañía quiere permanecer en Venezuela, para mantener su marca allí y por el bien de los cientos de trabajadores que mantiene en el país.
Representantes de la empresa dijeron temer que una decisión del Departamento del Tesoro de no renovar la licencia pondría en duda el futuro de esos activos.
“Somos una presencia positiva en Venezuela y esperamos que la Licencia General 8C se renueve. (Pero) si Chevron es forzada a salir de Venezuela, empresas de otros países llenarán ese vacío”, dijo Ray Fohr, vocero de Chevron.
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Y los expertos en la industria petrolera venezolana coincidieron resaltando las expropiaciones pasadas y el hecho de que el régimen enfrenta grandes problemas de liquidez ante el colapso de la producción petrolera y el efecto de las sanciones estadounidenses.
“Ellos están necesitando unos 5,000 millones de dólares para cerrar el año, en parte para compensar la caída de la producción”, comentó desde Washington Antonio de La Cruz, director ejecutivo de la firma de asesores Inter American Trends.
Para ese fin, Maduro ha estado realizando gestiones ante sus aliados, particularmente ante China y Rusia, para tratar de convencerles de que le preste más dinero al régimen.
Pero esos esfuerzos hasta el momento no han brindado frutos, en parte porque ambos países sienten que su exposición en el país ya es bastante grande y segundo ante el riesgo cada vez mayor de seguir respaldando económicamente al país.
“Ninguno de los dos han decidido meter ese dinero en Venezuela porque se han dado cuenta que es meterlo en un barril sin fondo”, comentó De La Cruz. “Si bien es cierto que les pagan lo que deben con petróleo, también es cierto que con las sanciones de Estados Unidos se pone cada vez más complicado vender después ese petróleo”.
No obstante, asumir los activos de Chevron para luego ofrecerlas a la estatal rusa Rosneft, podría brindarle una fórmula para obtener nuevos ingresos.
“Lo que ellos podrían hacer con la salida de Chevron, es ofrecerle a Rosneft esa participación que tienen Chevron en Petroboscan y el 30 por ciento que tienen en la faja para que entre en esas operaciones como nuevo socio y así recibir de los rusos unos 3,000 o unos 2,000 millones de dólares”, dijo De La Cruz.
Con información de Nuevo Herald
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