Un grupo de astrónomos ha descubierto una «galaxia fósil» escondida en las profundidades de la Vía Láctea, que fue absorbida por nuestra galaxia hace 10.000 millones de años, según una investigación publicada en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.
El hallazgo, realizado con ayuda del proyecto denominado Experimento de Evolución Galáctica del Observatorio Apache Point (APOGEE, por sus siglas en inglés), podría cambiar el modo en que se cree que la Vía Láctea se ha formado como la galaxia que observamos hoy.
Según el estudio, la galaxia fósil pudo haber chocado con la Vía Láctea hace 10.000 millones de años, cuando esta todavía era muy joven. Los astrónomos la nombraron Heracles en honor al héroe de la mitología griega que recibió el don de la inmortalidad.
Los restos de la galaxia representan un tercio del halo esférico de la Vía Láctea, pero a pesar de esas dimensiones tan grandes no fue vista por los astrónomos hasta hoy a causa de su ubicación muy específica.
«Para encontrar una galaxia fósil como esta, tuvimos que observar la composición química detallada y los movimientos de decenas de miles de estrellas. Y eso es algo especialmente difícil de hacer con las estrellas del centro de la Vía Láctea, porque están ocultas por densas nubes de polvo interestelar», señaló en un comunicado Ricardo Schiavon, uno de los autores clave del estudio de la Universidad John Moores de Liverpool, Reino Unido.
«APOGEE, sin embargo, nos permite atravesar ese polvo y mirar más profundo que nunca en el corazón de la Vía Láctea», agregó
APOGEE toma espectros de estrellas en luz infrarroja cercana en lugar de luz visible, que queda oscurecida por el polvo. Durante los diez años que duró la investigación, el proyecto ha medido los espectros de más de medio millón de estrellas en toda la Vía Láctea, incluido su núcleo previamente oscurecido por el polvo, explica el comunicado.
«De las decenas de miles de estrellas que observamos, unos pocos cientos tenían composiciones químicas y velocidades sorprendentemente diferentes. Estas estrellas son tan diferentes que solo podrían haber venido de otra galaxia. Al estudiarlas en detalle, podríamos rastrear la ubicación precisa y la historia de esta galaxia fósil», afirmó Danny Horta, estudiante de posgrado y el autor principal del estudio.
Las impresionantes dimensiones de Heracles significan que esta antigua colisión recientemente descubierta debe haber sido un evento importante en la historia de nuestra galaxia. Sugiere también que nuestra galaxia puede ser inusual, ya que la mayoría de las galaxias espirales masivas similares tuvieron vidas tempranas mucho más tranquilas.
«Como nuestro hogar en el Universo, la Vía Láctea ya es especial para nosotros, pero esta antigua galaxia enterrada en su interior la hace aún más especial», asegura Schiavon.
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