Dos médicos cubanos, enviados por la dictadura castrista a Venezuela, desertaron y denunciaron la manipulación de las estadísticas del COVID-19 en el país suramericano.
Por Primer Informe
Reinier Sori Estévez, uno de los profesionales, acusó a la dirección de la brigada médica cubana en Caracas de corrupción y acoso sexual.
Además, los señaló de falsear cifras relacionadas con los contagios del coronavirus. Estévez también admitió haber formado parte de los servicios de la contrainteligencia cubana en Venezuela.
Aunque el número de casos del personal sanitario cubano infectado por la enfermedad en Venezuela no es público, varios indicios hacen sospechar que puede ser elevado.
Desde que se registró el primer caso de Covid-19 en Venezuela, el 13 de marzo y hasta este 8 de octubre se han registrado 220 decesos de personal sanitario.
Médicos, enfermeras y otro personal de salud son particularmente vulnerables al trabajar sin los equipos adecuados de protección y constituyen aproximadamente un tercio del total de muertes por la pandemia en el país, según la organización no gubernamental «Médicos Unidos por Venezuela»
Esta semana, Human Rights Watch publicó un informe en el que criticaba las condiciones insalubres de los centros de reclusión en donde los venezolanos que retornan al país son obligados a cumplir largas cuarentenas. Esos lugares, dijo la organización, son espacios ideales para la propagación del COVID-19.
Deserción y denuncia
La dictadura chavista ha decidido someter a los venezolanos a pruebas con las vacunas producidas en Rusia y China, ambos países son cuestionados por la comunidad internacional por acelerar el proceso de desarrollo de esos tratamientos de inmunización con fines netamente propagandísticos dejando a un lado las preocupaciones por la seguridad de los mismos.
«Sé que [desertar] es una decisión dura, pero no tengo miedo a nada y los voy a denunciar ante el mundo», dijo Estévez, según reportó la televisora Telemundo 51.
El médico, quien estuvo en el estado venezolano de Zulia, contrajo el coronavirus y no recibió ninguna asistencia del sistema de salud chavista. Tampoco los enviados diplomáticos de La Habana le ofrecieron apoyo.
Otra doctora, que solo se identificó como Yuli, también estuvo enferma. Dice que incluso informó a la viceministra de Salud cubana de la situación, pero no recibió respuesta.
.La exportación de servicios profesionales, fundamentalmente médicos, es una de las principales fuentes de ingreso del Gobierno cubano, que se queda con al menos el 75% de lo que pagan los países de destino en concepto de salarios.
En 2018 esta actividad generó ingresos por 6.400 millones de dólares a La Habana, muy por encima del turismo.
Además de tener que entregar como mínimo las tres cuartas partes de sus salarios, los profesionales de la salud cubanos enviados a misiones en el exterior son sometidos a una fuerte vigilancia y restricción de libertades fundamentales.
Estas condiciones han sido denunciadas por organizaciones defensoras de derechos humanos y la ONU ha advertido que podrían constituir formas de «trabajo forzoso» y «esclavitud moderna».
Esta situación ha sido mucho peor en Venezuela, según testimonios de los propios médicos que han logrado escapar.
Con información de Diario de Cuba.
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