Joana Sanz visitó el domingo por primera vez a su esposo Dani Alves en la cárcel de Brians 2, desde donde sigue el proceso por la denuncia por abuso sexual en su contra. Allí está alojado desde el 20 de enero; en el medio, arreciaron las versiones de un pedido de divorcio formal por parte de su pareja. Sin embargo, la modelo estuvo 50 minutos dentro de la prisión junto al futbolista y a la salida dejó una sentencia contundente ante las cámaras: “No lo voy a dejar solo en el peor momento de su vida”.
En dicho contacto con la prensa también desmintió que el brasileño estuviera reticente a un encuentro cara a cara. El lateral ex Pumas de México alega que aquella noche en el baño de la discoteca Sutton mantuvo una relación sexual consensuada con la denunciante. Su defensa busca probar que en realidad la joven ingresó al tocador dos minutos después del acusado, dando por descartada la hipótesis de que lo hizo “a la fuerza”. De todos modos, lo importante es lo que ocurrió durante los 16 minutos en los que no hay registro de video de ambos.
Según indicó la periodista Leticia Requejo en El programa de Ana Rosa, hubo una llamada telefónica de Sanz a la cárcel previa a la visita. Y develó el contenido del diálogo. “Dani Alves le dice que no la quiere perder y que la quiere mucho”, apuntó la comunicadora.
“Joana le contestó que está pendiente en su presente más inmediato y que quiere mantener una conversación para que le diera las explicaciones necesarias”, añadió Requejo, que planteó que las apariciones públicas de la modelo estuvieron vinculadas a consejos de sus abogados. Pues bien, el encuentro del que hablaban en el llamado se dio. Habrá que ver si el relato de Alves en el vis a vis resultó suficiente para Sanz, que de todas maneras con su frase no descartó el divorcio, sino que garantizó el acompañamiento en el proceso judicial. Mientras tanto, la modelo estuvo este martes en París, la ciudad en la que contrajo matrimonio con el futbolista en 2016. Allí buscó despejar su mente del mal momento y se sacó fotos con su amiga y colega Sandra Tabarés.
El abogado de Alves pidió ante la jueza la libertad condicional, con la promesa de que el futbolista entregará sus pasaportes (el brasileño y el español), aceptará llevar una pulsera electrónica para que sea geolocalizado, y que se encontrará a disposición de presentarse a firmar a diario en una dependencia judicial, además de pagar la fianza correspondiente. Sin embargo, la fiscalía alega que todas esas medidas no alcanzan para garantizar que no existe riesgo de fuga; por eso, plantea la necesitad de que la investigación continúe con el defensor tras las rejas. Se espera que la definición sobre el tema llegará en no más de un mes.
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