Los países más poblados del planeta comenzaron el año con una ronda de conversaciones para resolver sus diferencias. El problema es un asunto especialmente espinoso que divide a ambas potencias nucleares.
Hay poca actividad en esta época del año en la disputada frontera del Himalaya entre India y China. Enormes franjas del territorio están cubiertas de nieve y las tropas que patrullan la región deben soportar temperaturas bajo cero, lo que de alguna forma define también con precisión el estado en el que se encuentra el diálogo entre ambas potencias.
India y China ya han sostenido 14 rondas de conversaciones militares y diplomáticas desde un enfrentamiento que tuvo lugar en junio de 2020 en el valle del río Galwan, que dejó al menos 20 soldados indios y cuatro chinos muertos. Esa región es precisamente uno de los muchos puntos fronterizos críticos en el límite de facto entre ambos países, conocido como Línea de Control Real (LAC, por sus siglas en inglés). La última ronda de conversaciones entre los jefes militares de ambos bandos finalizó a comienzos de enero sin mayores avances, al igual que la reunión previa, celebrada tres meses antes.
«Las dificultades en las conversaciones son inevitables», dice a DW Geeta Kochhar, profesora de estudios chinos en la Universidad Jawaharlal Nehru de Nueva Delhi. La académica afirma que India y China tienen percepciones distintas respecto de dónde se encuentra exactamente la frontera, mal demarcada a lo largo de 3.500 km. Muchas regiones son reclamadas tanto por Pekín como por Nueva Delhi.
Estancamiento en el Himalaya
«No hay forma de que los chinos vayan a desocupar los terrenos que han ocupado», dice Alka Acharya, exdirectora del Instituto de Estudios Chinos de Nueva Delhi. «Nunca lo han hecho y no hay razones para pensar que lo van a hacer ahora», explica la experta a DW.
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