Donald Trump no tardó, sino un par de horas para contestar la seguidilla de mensajes y provocaciones de Gustavo Petro. En ese tiempo, el presidente pensó que podía darle un giro a la terrible embarrada diplomática (quizás la peor de la historia) que su gobierno había realizado contra los Estados Unidos. Tras los trinos en que le sacaba los dientes al presidente de Estados Unidos y anunciaba que había dado orden de no recibir los vuelos que traían a los colombianos deportados, el primer mandatario colombiano, escudado en su cuenta de X, había escrito como gran concesión que iría por los migrantes irregulares colombianos en su avión presidencial.
Pero ya era demasiado tarde. El presidente de los Estados Unidos había tomado nota de la insurrección que Petro pretendía liderar en el mundo contra su principal política de gobierno y quizás una de las razones más poderosas para su triunfo, con amplia ventaja, contra Kamala Harris el pasado mes de noviembre.
“Me acaban de informar que a dos vuelos de repatriación de los Estados Unidos, con un gran número de delincuentes ilegales, no se les permitió aterrizar en Colombia. Esta orden fue dada por el presidente socialista de Colombia, Gustavo Petro, quien ya es muy impopular entre su pueblo. La negación de estos vuelos por parte de Petro ha puesto en peligro la seguridad nacional y pública de los Estados Unidos, por lo que he ordenado a mi administración que tome de inmediato las siguientes medidas de represalia urgentes y decisivas”, dijo el presidente Trump, antes de lanzar las más duras sanciones que ha recibido Colombia en los más de 200 años de una relación de respeto y armonía con ese país.
- Aranceles de emergencia del 25% sobre todos los bienes que ingresan a los Estados Unidos. En una semana, los aranceles del 25% se elevarán al 50%.
- Prohibición de viajar y revocación inmediata de visas para los funcionarios del gobierno colombiano y todos los aliados y partidarios.
- Sanciones de visas para todos los miembros del partido, familiares y partidarios del gobierno colombiano.
- Inspecciones reforzadas de aduanas y protección fronteriza de todos los nacionales y cargamentos colombianos por motivos de seguridad nacional.
- Se impondrán plenamente las sanciones a la Tesorería, la Banca y las Finanzas de la IEEPA.
Ni siquiera en el proceso 8.000, cuando se probó la financiación de los narcos a la campaña presidencial, y los Estados Unidos decidieron quitarle la visa al presidente Ernesto Samper, Colombia había sido castigada con esa ferocidad y magnitud.
Pero esto era a otro precio. Nunca, un gobierno colombiano se había atrevido a retar de esa manera a un presidente de los Estados Unidos. Y no a cualquier presidente, sino a Donald Trump. Con sus sanciones a Colombia, el primer mandatario norteamericano no solo le envío un mensaje a Colombia, sino también al mundo. Ni su política migratoria, ni los demás temas que abrazó en campaña, son un juego.
Eso parecen saberlo los presidentes del mundo, casi todos, menos Gustavo Petro. Falta tan solo ver el caso de México. El gobierno también es de izquierda, y de un ala radical, pero jamás a la presidenta Claudia Sheinbaum. “Es importante tener la cabeza fría”, dijo un día después de la posesión de Trump cuando los medios le preguntaron su reacción al discurso del presidente en su posesión que la tocaba por completo.
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