El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, se hizo eco de la declaración de la Organización Mundial de la Salud (OMS) acerca de la necesidad de evitar que la imposición de cuarentenas estrictas se convierta en el método principal para controlar la pandemia de COVID-19.
El mandatario se mostró eufórico y, en referencia a su continuada reticencia a implementar medidas de confinamiento, indicó que el organismo “acaba de admitir que tenía razón”. “Los confinamientos están matando países alrededor del mundo. La cura no puede ser peor que el problema en sí.”, agregó. Y llamó a los “gobernadores demócratas” a “abrir sus estados”.
En concreto, Trump hacía referencia a las palabras de David Nabarro, el encargado de la OMS para el COVID-19 en Europa, quien esta mañana indicó que las medidas del estilo solo hacen “que la gente pobre sea mucho más pobre”.
“El único momento en que creemos que una cuarentena está justificada es para ganar tiempo para reorganizar, reagrupar y reequilibrar sus recursos; proteger a los trabajadores de la salud que están agotados. Pero en general, preferimos no hacerlo”, explicó el funcionario en una entrevista con el medio británico The Spectator.
Nabarro citó como ejemplo ilustrativo la caída de la industria turística a nivel global, pero puso especial énfasis en los países del Caribe o el Pacífico que basan buena parte de sus economías en ella. Por eso, al igual que otras organizaciones internacionales, el experto alertó que la pobreza mundial podría duplicarse para el próximo año.
Las numerosas proyecciones de estas entidades estiman elevados aumentos en estos índices. La última de ellas corresponde al Banco Mundial, que advirtió que hasta 150 millones de personas podrían caer el año entrante en la pobreza extrema: es decir, que sobreviven con menos de USD 1,9 por día.
La entidad espera que los países más afectados sean aquellos de ingresos medios en el sur de Asia y en África subsahariana. E indicó que muchos de ellos serán habitantes urbanos más educados, lo cual significa que las ciudades tendrán un aumento en el tipo de pobreza típicamente arraigada en las zonas rurales.
El presidente de la institución, David Malpass, indicó que este escenario ha detenido abruptamente años de progreso contra la pobreza extrema global. 2020 será el primer año en más de dos décadas donde este índice aumente. También se espera un agravamiento de la desigualdad.
El crecimiento económico global caerá 5,2 por ciento este año, más que en las últimas ocho décadas, según las previsiones. América Latina, no obstante, estará por encima del promedio. Se espera que junto al Caribe sufra “el peor impacto económico y en salud”, con una caída del 7,9 por ciento del PIB.
El propio Tedros Ghebreyesus, director general de la OMS, ya ha indicado que los confinamientos no constituyen una solución efectiva a largo plazo para ningún país. “No necesitamos elegir entre vidas y medios de subsistencia, o entre la salud y la economía. Esa es una falsa elección”, dijo.
Las palabras de Nabarro llegan en un momento en que varios países evalúan la imposición de nuevas restricciones ante la segunda ola de contagios, especialmente en Europa Occidental. El viernes pasado, el gobierno español declaró el estado de alarma en Madrid, lo que implicó el despliegue de fuerzas de seguridad que vigilen el cumplimiento de las restricciones a la movilidad impuestas en consecuencia.
En Francia, en tanto, seis áreas urbanas están en alerta máxima ante el aumento de los casos de Covid-19. El presidente del consejo científico instituido por el Gobierno francés, Jean-François Delfraissy, advirtió que la crisis sanitaria del coronavirus va a durar hasta el próximo verano, por lo que hay que prepararse para “seis meses muy difíciles”. Similares declaraciones han hecho las autoridades de Bélgica y Alemania.
Un caso similar tuvo lugar en el Reino Unido, donde el primer ministro Boris Johnson presentó un nuevo sistema de restricciones contra el coronavirus y puso a la ciudad de Liverpool en la escala más elevada por el aumento de contagios registrados, lo que implica el cierre de todos los locales de ocio y gimnasios.
Las medidas tienen lugar pocos días después de que más de dos mil médicos y epidemiólogos de todo el mundo emitieran una declaración en la que pidieron a las autoridades políticas evitar los confinamientos como respuesta ante la COVID-19.
En la Declaración de Great Barrington, los especialistas proponen permitir a los jóvenes y a la gente sana regresar a su vida normal y, en cambio, aplicar una política de “protección focalizada” sobre la población vulnerable. Los expertos propusieron a su vez una política que implique la propagación del Sars-Cov-2 en grupos de bajo riesgo con el objetivo de acelerar el fenómeno infeccioso conocido como “inmunidad de rebaño”: que una porción de la población desarrolle anticuerpos para evitar la propagación del virus.
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