Faltan 39 días para la elección presidencial en Estados Unidos y el presidente Donald Trump está en modo campaña 100 por ciento.
Llegó a Miami sorpresivamente (la agenda estaba planteada para el viernes por la mañana) el jueves por la noche, después de un evento con miles de personas en Jacksonville, al norte de Florida. Pasó la noche en su propio hotel en la ciudad de Doral, muy cerca del Aeropuerto Internacional de Miami, y por la mañana se dirigió hacia un salón del hotel Trump International donde el grupo Latinos for Trump (Latinos por Trump) organizó una mesa redonda de debate.
Ante unas 150 personas, el Presidente afirmó ser un mejor candidato para la comunidad latina que el demócrata Joe Biden, argumentando que su política económica benefició a este sector de la sociedad y que él apoya las opciones escolares (un sistema mediante el cual los padres pueden escoger la escuela pública a donde enviar a sus niños, o tener becas para escuelas privadas, sin tener la limitación de tener que asistir a la escuela de su barrio. Se supone que esto beneficia más a las poblaciones de menores posibilidades económicas porque las escuelas públicas de los barrios más pobres suelen no ser las mejores) y la seguridad.
“Los hispano-americanos han enriquecido enormemente a nuestra nación. Son los campeones de nuestros valores comunes”, expresó el Presidente.
En la mesa de debate hubo representantes de diversas comunidades latinas del sur de la Florida, incluyendo cubanos, venezolanos, colombianos, hondureños y nicaragüenses. Todos ellos representantes del ala más conservadora de esta comunidad, que es un enorme sector del electorado en el sur de la Florida.
Florida aporta 29 votos electorales, el mayor número proveniente de un estado pendular –donde no se sabe por qué candidato terminarán votando-.
En 2016 Trump ganó este estado sacando una diferencia de apenas por encima de un 1 por ciento por sobre Hillary Clinton. En el año 2000 George Bush ganó el estado (y por ende la nación) contra Al Gore por 327 votos. Cada votante cuenta. Y sin dudas, los 2,4 millones de votantes latinos registrados en Florida son un segmento atractivo para ambas campañas.
La comunidad cubano-americana del estado, que tiende a ser conservadora a la hora de votar, compone un tercio del voto latino de Florida. Esto podría ayudar a Trump en condados como Miami-Dade, donde la tendencia general de voto es liberal.
La estrategia de la campaña para hablarle a los latinos del sur de la Florida se centró la economía, considerando que se trata de una comunidad donde la base de la economía está centrada en los pequeños comercios, y la mano dura contra la inmigración indocumentada.
“Hemos echado a miles y miles de personas del país cada año», decía con orgullo el presidente. «Quienes entienden la frontera mejor que nadie son los hispanos. Ellos no quieren que permitamos el ingreso a delincuentes”, afirmaba Trump.
El ataque a la comunidad indocumentada puede ser una estrategia peligrosa en algunas comunidades latinas. Si bien es cierto que, en general, los cubano-americanos tuvieron durante años beneficios migratorios diferentes al resto de los latinos, ante representantes de centro y sudamérica puede ser un argumento que no siempre caiga bien. De todas formas, el auditorio de hoy en el Doral aplaudió de pie que Trump distinga la inmigración organizada de quienes cruzan la frontera.
Entre el periodismo local hubo críticas porque prácticamente la mitad de quienes asistieron al evento no llevaban puestas máscaras tapabocas, aunque se respetó la distancia social dentro de la sala de evento. El propio Presidente se presentó sin máscara, pese a que ese es el requisito en Miami-Dade.