La Casa Blanca condenó «categóricamente» el miércoles un supuesto complot urdido por Teherán para secuestrar a una periodista estadounidense de origen iraní residente en Nueva York y llevarla a Irán, eventualmente vía Venezuela, acusaciones calificadas de «absurdas» por la República Islámica.
AFP
Conmocionada, Masih Alinejad, de 44 años, abierta crítica del gobierno iraní y activista feminista detrás del movimiento anti-velo en Irán, pidió a Occidente reaccionar con firmeza.
«Es increíble, todavía no puedo creer que aquí en Nueva York la República Islámica haya podido amenazarme, seguirme… A mí, una ciudadana estadounidense-iraní, aquí en territorio de Estados Unidos de América», dijo a la cadena de televisión CNN.
La justicia estadounidense anunció el martes la inculpación de cuatro «agentes de inteligencia iraníes», acusados de haber preparado el secuestro. La policía federal FBI emitió alertas de búsqueda contra los cuatro hombres, que probablemente se encuentren en Irán.
Una mujer iraní residente en California fue, por su parte, detenida y acusada de haber participado en la financiación del plan que, según la acusación, suponía la vigilancia de la reportera y sus familiares, fotografiados y filmados sin su conocimiento desde junio de 2020.
La red, según la justicia estadounidense, también utilizó detectives privados, ocultando sus objetivos reales, para espiar a disidentes instalados en Canadá, Reino Unido y Emiratos Árabes Unidos.
«Un guión de Hollywood», «una historia ingenua»: Irán rechazó enérgicamente el miércoles las acusaciones «absurdas e infundadas» que, según el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores iraní, Saïd Khatibzadeh, «insultan la inteligencia del mundo».
«Opresión»
Alinejad, que abandonó Irán definitivamente en 2009, le dijo el miércoles a CNN que el FBI la alertó hace ocho meses de que la estaban vigilando. Le recomendó abandonar su domicilio, en el distrito de Brooklyn, y no salir del país. Pero ella no se dio cuenta entonces de la amplitud del complot.
«Los detalles son chocantes, los conocí ayer (martes)», dijo. «¡Me seguían y querían meterme en un barco en dirección a Venezuela!».
Recordó que periodistas críticos de Teherán han sido detenidos en el extranjero antes, incluidos algunos con doble nacionalidad «utilizados como moneda de canje en negociaciones» sobre el acuerdo nuclear. Según ella, esto ocurre desde hace 40 años y «ningún gobierno occidental ha adoptado medidas firmes».
La periodista dijo estar «decepcionada» con la actitud del gobierno estadounidense de Joe Biden, demasiado conciliadora para su gusto. «Quiero que el gobierno de Biden sea fuerte, en vez de intentar alcanzar acuerdos» con los iraníes, dijo.
Biden relanzó en abril las conversaciones con Teherán para intentar rescatar el acuerdo internacional de 2015 destinado a impedir que Irán se dote del arma nuclear. Su predecesor Donald Trump se había retirado del acuerdo.
«No tengo miedo de morir o de ser ejecutada, lo que me aterroriza es que el mundo entero permanezca en silencio frente a un régimen de este tipo y lo autorice a llevar a cabo una opresión así en Estados Unidos», señaló la periodista. «Es lo peor».
«Mensaje escalofriante»
Horas después de que se emitiera la entrevista de Alinejad, la Casa Blanca se pronunció.
«Condenamos categóricamente el supuesto peligroso y despreciable intento de Irán de secuestrar a una ciudadana estadounidense en suelo estadounidense», dijo la portavoz de Biden, Jen Psaki.
El «intento de Teherán de silenciar las voces de quienes trabajan pacíficamente para abordar la situación tanto dentro como fuera de Irán es espantoso», agregó.
Según la acusación presentada en el tribunal federal de Nueva York, agentes de inteligencia iraníes intentaron en 2018 obligar a familiares de Alinejad en Irán a hacerla viajar a un tercer país para poder arrestarla y llevarla presa a Irán.
Cuando eso falló, contrataron a investigadores privados estadounidenses para que la vigilaran. Los agentes iraníes buscaron posibles formas de sacarla de Estados Unidos, incluidas rutas para viajar por mar a Venezuela, un aliado de Teherán.
A pesar de esto, el gobierno de Biden no tiene intención de poner fin al diálogo con Irán reabierto en Ginebra.
«Seguiremos el camino diplomático, que creemos que es de nuestro interés, y continúa siendo constructivo», dijo Psaki a periodistas.
En un comunicado, la asociación de libertad de prensa Pen America lamentó el «reiterado fracaso de la comunidad internacional para responder de manera inequívoca al brazo cada vez más largo de los regímenes autoritarios».
«Este intento de silenciar a un crítico a miles de kilómetros de Irán es un mensaje escalofriante para todos los defensores de la libertad de expresión», escribió una de sus funcionarias, Summer López.
Irán es considerado uno de los países más represivos para los periodistas, y ejerce un control «implacable» de la información según la ONG Reporteros sin Fronteras, que lo colocó en el puesto 174 de 180 en su ranking de libertad de prensa en 2021.
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