Estados Unidos defendió este martes que las «devastadoras» escenas de caos en el aeropuerto de Kabul eran inevitables, y anunció un acuerdo con los talibanes para garantizar el paso seguro de los civiles que quieran irse de Afganistán.
Lucía Leal / EFE
Jake Sullivan, el asesor de seguridad nacional del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, expresó compasión por la desesperación de los cientos de afganos que intentaron encaramarse a los aviones estadounidenses que despegaban de Kabul, pero negó que esas escenas hubieran podido prevenirse con una mejor planificación.
«Cuando acaba una guerra civil, con una fuerza rival que entra en la capital, va a haber escenas de caos. Va a haber mucha gente que abandona el país. Eso no es algo que pueda evitarse realmente», dijo Sullivan en una rueda de prensa.
«LA ALTERNATIVA TENÍA SUS COSTES»
Aseguró que, aunque «las imágenes de los últimos días en el aeropuerto han sido duras», la alternativa, según Biden, habría sido aceptar otro «coste humano» que le resultaba todavía más inaceptable: «enviar miles de tropas a combatir (a los talibanes) y que algunas de ellas murieran».
«Esta no era una cuestión de salvar a mujeres y niñas o no hacerlo. La alternativa tenía sus propios costes humanos», agregó.
Sullivan volvía a presentar así lo ocurrido en Afganistán como una elección entre permanecer o no en el conflicto, a pesar de que la mayoría de las críticas a Washington no se han centrado en el hecho de que Biden ordenara la retirada, sino en su precipitada ejecución.
A principios de julio, el Pentágono ya había completado al 90 % su retirada de Afganistán, pero el complejo proceso de evacuación de miles de estadounidenses y afganos ha forzado a Biden a enviar 7.000 soldados a Kabul, casi el triple de los 2.500 que había en mayo en el país.
Al respecto, Sullivan alegó que el Gobierno afgano les había suplicado «no evacuar masivamente» a sus diplomáticos y a las decenas de miles de afganos que han pedido visados estadounidenses antes de retirar a sus tropas, porque eso «habría provocado una pérdida de confianza» en ese Ejecutivo, ahora disuelto.
«Incluso los planes mejor trazados no siempre sobreviven el primer contacto con la realidad, y requieren ajustes», recalcó.
Sullivan recalcó que Biden «asume la responsabilidad de cada decisión que tomó el Gobierno de Estados Unidos con respecto a Afganistán», un día después de que el presidente defendiera vehementemente su gestión y centrara las culpas en el Gobierno del ahora expresidente Ashraf Ghani.
LA MISIÓN DE EVACUACIÓN
La misión de Estados Unidos está centrada ahora en evacuar a los 11.000 estadounidenses que calcula siguen en Afganistán, y que, pese a los intentos de la embajada, «no quisieron» abandonar el país cuando era más fácil hacerlo, según Sullivan.
De ellos, entre 5.000 y 1.000 estadounidenses siguen «cerca de Kabul», según el Pentágono, que controla el tráfico aéreo en el aeropuerto internacional de Kabul y confía en conseguir que a partir de ahora despegue de allí un avión militar de EE.UU. cada hora.
Eso le permitiría sacar entre 5.000 y 9.000 evacuados diarios, entre estadounidenses y personal de su embajada, así como a sus colaboradores afganos.
ACUERDO CON LOS TALIBANES
Para facilitar la operación, Estados Unidos ha negociado con los talibanes en Kabul y en Doha (Catar) para mantener abierto un corredor al aeropuerto tanto para los estadounidenses como para sus aliados y los afganos.
«Los talibanes nos han informado de que están preparados para proporcionar un paso seguro de los civiles al aeropuerto, y nuestra intención es asegurarnos de que cumplen ese compromiso», afirmó Sullivan.
La Casa Blanca cree que esa garantía podrá mantenerse al menos «hasta el 31 de agosto», cuando Washington planeaba culminar el proceso de retirada de sus tropas, pero todavía negocia con los talibanes sobre el «calendario exacto» para «sacar al mayor número de gente» del país «de la forma más eficiente», añadió Sullivan.
Si los talibanes no cumplen con ese compromiso, Estados Unidos se reserva el derecho de responder con «el peso completo de la fuerza militar estadounidense», advirtió después la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, en declaraciones a la prensa.
El jefe del Mando Central de Estados Unidos, general Frank McKenzie, se reunió el domingo con líderes talibanes en Doha y les advirtió de que «no interfieran en la evacuación», además de reiterar que el Pentágono responderá a cualquier ataque de los insurgentes a sus tropas «con una fuerza abrumadora», indicó en un comunicado.
LAS ARMAS PERDIDAS
Sullivan reconoció además que «una cantidad importante» de las armas y equipos de defensa que Estados Unidos usó durante la guerra o donó a las fuerzas de seguridad afganas han «caído en manos de los talibanes», incluidos helicópteros Black Hawk.
«Y obviamente, no parece que nos los vayan a devolver voluntariamente», agregó.
Preguntado por si Washington reconoce a los talibanes como el Gobierno legítimo en Afganistán, Sullivan consideró «prematuro» responder a esa cuestión, porque ni siquiera se ha establecido todavía una «autoridad gubernamental», pero dijo que el grupo insurgente deberá «demostrar al mundo» qué tipo de líderes quieren ser.
Sullivan mencionó las «sanciones», la «condena internacional» y otros mecanismos de «aislamiento» como herramientas a las que podría recurrir Estados Unidos si los insurgentes no respetan, por ejemplo, los derechos de las mujeres.
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