Estados Unidos rechazó el miércoles, en su respuesta escrita a Rusia, una de las principales demandas de Moscú, negarse a cerrar la puerta de la OTAN a Ucrania, pero afirma haber propuesto una «vía diplomática» para evitar una nueva guerra.
AFP
La hora de la verdad se acerca. Este miércoles, Washington dijo que esperaba un posible ataque de las fuerzas rusas para «mediados de febrero», mientras que en París, una reunión de emisarios rusos y ucranianos sobre el conflicto en curso en el este de Ucrania ha desembocado en un raro compromiso común de preservar el alto el fuego.
«Todo indica» que el presidente Vladimir Putin «usará la fuerza militar en algún momento, quizás entre ahora y mediados de febrero», dijo la subsecretaria de Estado estadounidense, Wendy Sherman.
Subrayó sin embargo que la apertura de los Juegos Olímpicos en Pekín, el 4 de febrero, a la cual asistirá Putin, podría influir «en su calendario», para evitar ofender al presidente chino Xi Jinping durante un acontecimiento considerado clave por su país.
Los países occidentales acusan a Rusia de haber desplegado más de 100.000 soldados en la frontera con Ucrania en vistas de una eventual ofensiva. Moscú exige a su vez garantías de seguridad, entre ellas la no adhesión de Kiev a la OTAN.
«Puerta abierta»
Los estadounidenses y la Alianza Atlántica entregaron en paralelo dos cartas distintas el miércoles a los rusos, que exigían una respuesta escrita a los proyectos de los tratados que habían destinado a mediados de diciembre a los occidentales.
Sin embargo, Estados Unidos ha «dado a conocer claramente» que defiende «el principio de la puerta abierta en la OTAN», según declaró el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, ante la prensa. Es decir, que no puede comprometerse formalmente a no permitir que Ucrania entre en la Alianza.
De igual forma, el secretario de Estado reiteró con contundencia las advertencias occidentales de una respuesta sin precedentes contra Rusia en caso de una invasión al país vecino.
Sin embargo, aseguró que esta misiva ofrecía «un canal diplomático serio si Rusia lo desea», y dijo que estaba dispuesto a volver a hablar «en los próximos días» con su homólogo ruso, Sergei Lavrov, con quien se reunió el viernes en Ginebra.
El gobierno estadounidense propone relanzar negociaciones formales sobre el «control de armas» y discutir «la posibilidad de medidas de transparencia recíproca con respecto a (las) posturas militares, así como medidas para mejorar la confianza con respecto a los ejercicios y maniobras militares en Europa», señaló Blinken.
Negociadores rusos, ucranianos, franceses y alemanes se reunieron este miércoles en París para intentar rebajar las tensiones entre Moscú y Kiev en el llamado formato «Normandía». Las conversaciones terminaron a primera hora de la tarde.
«Es muy alentador que los rusos hayan accedido a volver a entrar en este formato diplomático, el único en el que los rusos están involucrados», estimó la presidencia francesa, juzgando que esto daría una «clara indicación del estado de ánimo» del Kremlin antes de la entrevista prevista para el viernes entre Emmanuel Macron y Putin.
«Vía beligerante»
Diplomacia, amenazas y ruido de botas continúan, pues, alternando en la crisis ucraniana.
Estados Unidos colocó este lunes en «estado de alerta» a unos 8.500 soldados, que podrían reforzar la Fuerza de Reacción Rápida de la OTAN, de 40.000 efectivos. La decisión de desplegarlos no ha sido aún tomada.
La OTAN anunció a su vez que pondría fuerzas en estado de alerta y enviaría barcos y aviones de combate para reforzar sus defensas en Europa del Este, y ello mientras Rusia considera a las tropas de la Alianza Atlántica en su vecindad como una amenaza existencial.
La alianza tiende la mano a Rusia pero está «preparada para lo peor», dijo su secretario general, Jens Stoltenberg.
Lavrov prometió «medidas de respuesta necesarias» si Occidente continúa en esta «vía beligerante» y denunció la «histeria» occidental sobre la supuesta inminencia de una intervención militar rusa en Ucrania.
Por su parte, Kiev sigue considerando insuficiente el número de soldados rusos emplazados en la frontera para un gran ataque.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, también minimizó el impacto de las posibles sanciones personales de Washington contra Putin, barajadas el martes por el presidente estadounidense, Joe Biden.
Esas sanciones no serían «políticamente dolorosas» para el jefe de Estado ruso, aunque sí «destructivas» para las relaciones entre Moscú y Occidente, advirtió.
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