La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, indicó este lunes que Estados Unidos se reserva “el derecho a tomar cualquier medida en el momento y la forma” que elijan contra Arabia Saudí o contra el príncipe, Mohammed bin Salman, por su implicación en el asesinato del periodista crítico Jamal Khashoggi, recogida en un documento de los servicios secretos estadounidenses.
Durante la rueda de prensa de este lunes, y preguntada por los periodistas, Psaki insistió en que “históricamente”, Estados Unidos no ha sancionado “a los líderes del Gobierno de los países con los que mantiene relaciones diplomáticas”.
Psaki, que recordó que Biden ya ha condenado el crimen como “horrible”, aseguró que desde la Administración ya adoptaron “una serie de medidas enérgicas para imponer a las personas directamente implicadas en la operación” que condujo al asesinato del periodista en la embajada saudí de Turquía.
Entre estas sanciones, destacó las impuestas contra un alto funcionario de la inteligencia saudí, Ahmad al Asiri, y contra toda la Fuerza de Intervención Rápida –una unidad de la Guardia Real–, en una acción que apunta a “la red responsable” para evitar que “un crimen como este vuelva a ocurrir”.
A pesar de no haber sancionado al príncipe heredero directamente, Psaki insistió, tras las preguntas de los periodistas sobre por qué no se ha sancionado a Bin Salmán, en que “desde el primer día” de la Administración Biden han dejado claro que van a “recalibrar” la relación con Arabia Saudita.
Defendió, además, que estas medidas han sido tomadas siguiendo los consejos de los equipos de seguridad, siendo el mejor curso de acción, según sus recomendaciones.
“La diplomacia global requiere responsabilizar a los países cuando sea necesario, pero también actuar en el interés nacional de Estados Unidos, y eso es exactamente lo que el presidente está tratando de hacer”, dijo la portavoz.
DISOLUCIÓN DE LA FUERZA DE INTERVENCIÓN RÁPIDA
Por su parte, el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, ha pedido a Arabia Saudita que disuelva la Fuerza de Intervención Rápida –que ha sido sancionada–, una unidad de la Guardia Real saudí que ha participado en operaciones de lucha contra la disidencia, “incluida la operación que dio lugar al brutal asesinato de Khashoggi”.
Según el informe de la inteligencia estadounidense revelado el viernes, esta unidad “existe para proteger al príncipe heredero, sólo responde ante él y ya participó directamente, antes de la muerte de Khashoggi, en operaciones para acallar a disidentes en el reino y en el extranjero por orden del príncipe heredero”.
También ha pedido a las autoridades saudíes que adopten reformas y controles institucionales y sistémicos para “garantizar que las actividades y operaciones contra los disidentes cesen y se detengan por completo”.
Price calificó el asesinato del periodista como “inaceptable” y ha reiterado que se comprometen a aplicar la Prohibición Khashoggi, una política con la que Estados Unidos pretende sancionar y castigar a quienes amenacen a disidentes y periodistas.
También el portavoz del Departamento de Estado dijo en que la relación con Arabia Saudita es “importante” para los intereses de Estados Unidos y requiere un “progreso continuo y reformas” para asegurar que esta asociación se apoye en fundamentos sólidos y siga avanzando en los objetivos compartidos.
Esta asociación es tan “importante” porque Arabia Saudita es “un país enormemente influyente en el mundo árabe y más allá”, por lo que lo que sucede allí “tendrá y ha tenido profundas implicaciones mucho más allá” de sus fronteras.
“Sin duda, las decisiones que tome Riad tendrán enormes implicaciones para la región y para los países de la región y los de fuera de la región, incluido Estados Unidos”, ha agregado Price.
En este sentido ha insistido en que dicha asociación solo será posible si Arabia Saudita “respeta los valores de Estados Unidos”.
Este mismo lunes, la relatora sobre ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias de Naciones Unidas, Agnes Callamard, instó a Estados Unidos a imponer sanciones contra el príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, mientras que el embajador de Arabia Saudita ante la ONU, Abdalá al Mualimi, respondió que “el príncipe ha aceptado valientemente su responsabilidad moral”.
Khashoggi, un periodista crítico con la casa real saudí y que trabajaba para The Washington Post, desapareció el 2 de octubre de 2018 tras entrar en el consulado saudí en Estambul para gestionar unos documentos para su boda. Arabia Saudita procesó a más de una decena de personas, sin que por ahora se hayan podido localizar los restos de Khashoggi.
(Con información de Europa Press)
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