El Departamento de Seguridad Interior (DHS) de Estados Unidos recolectará las muestras de ADN de ciudadanos inmigrantes que estén de forma irregular en territorio americano.
Los datos serán resguardados por una base de datos del FBI, que podrá ser usada por otras divisiones del gobierno.
La medida generó críticas entre las organizaciones de derechos humanos que alertaron sobre posibles violaciones a las libertades de las personas y señalan que equipara a los inmigrantes con delincuentes.
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«Recolectar las huellas genéticas de personas migrantes en centros de detención no nos hace estar más seguros, lo que hace es que para el gobierno será más fácil atacar a la comunidad migrante», dijo Naureen Shah, consejera de la organización ACLU.
La organización indicó que también facilita que «un día el gobierno llame a la puerta para pedir el ADN en base el mismo pretexto falaz de que un día una persona puede cometer un crimen».
En octubre, las autoridades estadounidenses anunciaron este plan indicando que existen normativas sobre la recolección de muestras de ADN para personas detenidas que fueron emitidas por el Departamento de Justicia en 2006 y en 2010, pero que no habían sido implementadas.
El gobierno del expresidente Barack Obama pidió eximir a los inmigrantes de esta normativa afirmando que los costos de someter a estas pruebas de cientos de miles de personas era prohibitivo.
El gobierno de Donald Trump decretó en 2018 una política de «tolerancia cero» contra la inmigración irregular en su frontera sur.
El adjunto del Fiscal General, Jeffrey Rosen, defendió que el cambio propuesto «va a ayudar a salvar vidas y a llevar a criminales» ante la justicia.
Agence France-Presse
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