El nombre de Armando Benedetti está vinculado a tres de los cuatro gobiernos que ha tenido Colombia en los últimos 21 años, pero su figura camaleónica y su personalidad histriónica tienen en crisis al de Gustavo Petro por un escándalo que crece cada día y del que es protagonista.
EFE
El viernes pasado, el mandatario anunció la retirada del Gobierno de la jefa de Gabinete, Laura Sarabia, y de Benedetti, ambos involucrados en un escándalo de interceptaciones telefónicas y posible abuso de poder que ha escalado hasta amenazas de revelar secretos de la financiación de la campaña presidencial de Petro.
Benedetti, de 56 años, fue de los primeros políticos ajenos a la izquierda en apoyar la aspiración presidencial de Petro en 2022 y su influencia electoral en la costa atlántica resultó fundamental para el triunfo del hoy mandatario.
Como premio, Petro lo nombró embajador en Venezuela en agosto del año pasado y estuvo en el cargo nueve meses.
CAPACIDAD PARA ACOMODARSE EN EL PODER
Benedetti se ha caracterizado por su capacidad de «acomodarse» al poder de turno y por polémicas que incluyen investigaciones por corrupción, por lo cual su entrada en el equipo de Petro causó en su momento suspicacias y molestias en muchos sectores.
Oriundo de Barranquilla e hijo de un exministro de Comunicaciones y periodista del mismo nombre, Benedetti estudió Comunicación Social y comenzó a ser reconocido por los colombianos en 1992 cuando trabajó como reportero político en un noticiero de televisión.
Dos años después entró a la política vinculado a la campaña al Senado de Juan Martín Caicedo Ferrer, del Partido Liberal, lo que le sirvió después para llegar al Concejo de Bogotá en 1998.
Benedetti se ha movido siempre como pez en el agua y fue elegido representante a la Cámara para el periodo 2002-2006, convertido en uno de los alfiles del entonces presidente de Colombia, Álvaro Uribe, un mandatario de corte más conservador.
«Claro que le tengo cariño a Uribe. Ustedes no encontrarán ni un solo mensaje mío en Twitter en contra del señor. Uno puede ser amigo de una persona y no pensar igual a ella (…) Yo me distancié de Uribe hace años, en 2010. A pesar de las diferencias políticas, él siempre fue muy cariñoso conmigo, era un tema más fraternal», dijo Benedetti en una entrevista con Semana el año pasado, cuando ya apoyaba a Petro.
Justamente en 2010, cuando llevaba cuatro años en el Senado, pasó a ser aliado incondicional del entonces presidente Juan Manuel Santos, para la época distanciado de Uribe, su mentor.
UN PASO A LA IZQUIERDA
Después de haber militado en los partidos Liberal y de la U, que llevó a la Presidencia a Santos, Benedetti decidió no apoyar en 2018 al Gobierno de Iván Duque, del partido uribista Centro Democrático.
Tras esa decisión dio un paso a la izquierda y se acercó a Petro, que lo convirtió en su hombre de confianza y en su mano derecha durante la campaña presidencial que lo llevó a la Casa de Nariño el año pasado.
El nombre de Benedetti sonó para los ministerios del Interior o de Defensa, pero al final terminó como embajador en Venezuela donde jugó un papel clave en la reactivación de las relaciones de los dos países.
Sin embargo, como lo reveló en los polémicos audios publicados por Semana, aspiraba a regresar al país con un cargo de mayor notoriedad política y al no conseguirlo abrió la caja de los truenos.
«Prepárense, porque yo en cualquier momento reclamo mi espacio político y no lo hagan para que vean, y si creen que es una amenaza, es una amenaza y si quieres grabarlo, grábalo, exploto porque ayer ustedes me maltrataron como una mierda y eso no se le hace a Benedetti», aseguró en un audio a Sarabia porque supuestamente no lo ayudaba con Petro para otro nombramiento.
PERSONAJE LENGUARAZ
El exembajador nunca ha tenido un comportamiento diplomático ni se ha caracterizado por la prudencia, pero en los audios revelados por Semana sobrepasó los límites y se refirió de forma violenta, grosera y ofensiva a Sarabia e incluso al presidente.
«Entonces, así sea de hipócrita, uno va y recibe a la gente, pero el tratamiento que tú y el presidente me dieron ayer, marica, yo no sé, además, lo que te voy a decir no es una amenaza (…) veo que esto me puede emputar, pateo hijueputa, y ahí nos caemos todos», dice Benedetti en una de las declaraciones filtradas.
Ahora, con todos los ojos encima -hasta Estados Unidos le canceló su visado- el exembajador deberá responder ante la Justicia por la mayor polémica de su carrera en una soledad que ni siquiera sus movimientos camaleónicos lograron evitar.
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