El ministro de Defensa y excanciller de Colombia Carlos Holmes Trujillo García, fallecido por la covid-19 este martes a los 69 años de edad, era uno de los alfiles del presidente Iván Duque, a quien aspiraba a suceder en la jefatura de Estado en 2022.
Abogado de dilatada carrera en la política y la diplomacia, Trujillo fue un fiel escudero del mandatario y figura de peso del partido de derecha Centro Democrático, fundado y dirigido por el expresidente Álvaro Uribe (2002-2010) y del cual hace parte Duque.
«Carlos Holmes fue mi amigo, mi compañero de lucha, mi coequipero y mi ministro en dos carteras», resumió el presidente en la declaración que dio esta madrugada al país para informar de su deceso.
El ministro fallecido era hijo del dirigente liberal Carlos Holmes Trujillo Miranda, uno de los barones electorales del departamento del Valle del Cauca y de quien heredó su pasión por la política y por el servicio público, que ejerció durante décadas.
DE IDEAS LIBERALES A LA DERECHA
Trujillo García había nacido el 23 de septiembre de 1951 en Cartago, una próspera ciudad del norte del Valle del Cauca, y se formó como abogado en la Universidad del Cauca, donde comenzó a mostrar las dotes de orador y las ideas liberales que le llevaron a convertirse en sucesor de su padre.
A lo largo de su vida pública fue el primer alcalde elegido por voto popular de Cali, capital del Valle del Cauca, en 1988; miembro de la Asamblea Nacional Constituyente que redactó la Constitución colombiana de 1991 y ministro de Educación (1992-1993) en el Gobierno del liberal César Gaviria.
También fue alto consejero para la paz (1994-1995) y ministro del Interior (1997-1998) en el gabinete de Ernesto Samper; cónsul de Colombia en Tokio, embajador en Austria, en Rusia, en la Organización de Estados Americanos (OEA) y jefe de Misión de Colombia ante la Unión Europea en Bruselas, entre otros cargos.
Una de sus virtudes era la elocuencia con la que solía defender sus ideas, primero las liberales que lo caracterizaron durante la mayor parte de su vida, y en los últimos años las de la derecha con la que se alineó como seguidor de las políticas del expresidente Uribe.
ASPIRACIÓN PRESIDENCIAL
En el Centro Democrático se convirtió en una de las figuras de proyección nacional de ese partido y llegó a ser compañero de fórmula presidencial de Óscar Iván Zuluaga en las elecciones de 2014, en las que finalmente fue reelegido Juan Manuel Santos.
Crítico del acuerdo de paz con las FARC, firmado en noviembre de 2016, su peso político en el Centro Democrático creció con el surgimiento de Iván Duque como candidato presidencial en 2018 y llegó a perfilarse como la carta de un sector duro del uribismo para las próximas elecciones presidenciales.
En el Centro Democrático jugó un papel fundamental en la elaboración del que sería el programa de Gobierno de Duque, quien tras ganar la presidencia, en junio de 2018, lo nombró canciller, la primera designación de su gabinete.
Como titular de Relaciones Exteriores, Trujillo trabajó por el fortalecimiento de las relaciones con Estados Unidos y encabezó el llamado «cerco diplomático» contra el régimen de Nicolás Maduro, al que consideraba «una amenaza a la seguridad regional».
GESTIÓN CONTROVERTIDA
El 12 de noviembre de 2019, después de permanecer quince meses al frente de la diplomacia colombiana, Duque lo movió al Ministerio de Defensa para atajar una crisis que se gestaba en esa cartera por cuestionadas operaciones militares contra guerrilleros en las que murieron menores de edad, y por las polémicas declaraciones del entonces ministro Guillermo Botero.
En el Ministerio de Defensa, Trujillo desarrolló una intensa actividad diaria que incluía visitas a instalaciones militares y consejos de seguridad en cada pueblo en el que sucedía un hecho de violencia.
También lideró la campaña de erradicación de cultivos ilícitos para responder a las críticas de Washington sobre el crecimiento exponencial en los últimos años de las hectáreas cultivadas con coca en el país.
Ese cargo le dio la visibilidad interna que, según sus críticos, buscaba para cimentar su aspiración presidencial para 2022, admitida por él mismo a comienzos de febrero de 2019 en un foro académico en Medellín.
Sin embargo, su gestión como ministro de Defensa estuvo marcada por la polémica debido a su amparo a militares y policías involucrados en denuncias de abuso de la fuerza, violaciones de los derechos humanos o de corrupción, por lo cual sorteó con éxito en el Congreso varias mociones de censura promovidas por la oposición de izquierdas.
«Murió lleno de logros y de proyectos, de honores y de sencillez. Su vida fue la encarnación del patriotismo», manifestó hoy el presidente Duque sobre el ministro fallecido, de quien dijo que «en todo su actuar sobresalió su ética, su entereza, su condición humana y su búsqueda por la excelencia».
EFE
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