La negativa del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, de reconocer por ahora la victoria del demócrata Joe Biden en Estados Unidos ha sorprendido a buena parte del mundo, si bien no es la única iniciativa polémica del mexicano en política exterior.
Eduard Ribas i Admetlla / EFE
Estas son algunas de las controversias de López Obrador en el tablero internacional, donde el mandatario dice seguir una férrea política de no intervención en otros países.
NO RECONOCER A BIDEN
El presidente mexicano, que se declara izquierdista, es de los pocos mandatarios de América que no han reconocido oficialmente la victoria de Biden y ha preferido esperar a que se aclaren las acusaciones de fraude que ha lanzado el presidente saliente, Donald Trump, sin pruebas.
«No tenemos ninguna diferencia con el candidato del Partido Demócrata», aclaró este lunes López Obrador, quien pidió «prudencia» antes de reconocer a un vencedor, aunque Biden ya ha ganado suficientes votos electorales para ser investido presidente.
Para algunos analistas esto deja a México en una posición alineada con Rusia y débil ante el futuro Gobierno de Biden, mientras que para otros es una decisión acertada dado que Trump será presidente hasta el 20 de enero y conviene mantener una buena relación ante sus impredecibles amenazas.
Cabe destacar que, contra todo pronóstico y a pesar de los insultos del estadounidense contra México y los migrantes, López Obrador y Trump han mantenido hasta ahora una buena sintonía basada en que ambos se ven como gobernantes «anti-establishment».
EQUIDISTANCIA EN VENEZUELA
La primera vez que el Gobierno mexicano se desmarcó de la mayoría de países de la región fue en enero de 2019, a solo dos meses de haber asumido el poder, cuando no reconoció la proclamación del opositor venezolano Juan Guaidó como presidente encargado del país.
López Obrador, que mantuvo el reconocimiento de Nicolás Maduro como presidente venezolano, pidió entonces al Gobierno y a la oposición de Venezuela que se sentaran a «dialogar y a buscar una solución pacífica».
El presidente mexicano, quien semanas antes había invitado entre otros a Maduro a su toma de posesión, justificó su posicionamiento por la doctrina Estrada, una política histórica de México basada en respetar la autodeterminación de los pueblos y no intervenir en la política de otros países.
«Es muy clara nuestra postura, deseamos que haya diálogo, que se respeten los derechos humanos, que no se apueste a la violencia en todos los países del mundo porque el respeto al derecho ajeno es la paz», sostenía López Obrador.
ASILO DE EVO MORALES
Por contra, México jugó un papel destacado en la crisis de Bolivia del año pasado, cuando el presidente Evo Morales huyó del país forzado por los militares tras una muy cuestionada denuncia de fraude electoral lanzada por la Organización de Estados Americanos (OEA).
El Gobierno mexicano, que lo consideró un «golpe de estado», asiló el 19 de noviembre a Morales en su país tras un largo periplo en avión y refugió en la Embajada mexicana de La Paz a varios ministros bolivianos.
«Me siento muy orgulloso de encabezar un Gobierno en donde se garantiza el derecho de asilo. Es un timbre de orgullo para la política exterior de México», dijo López Obrador.
A raíz del asilo de Morales, quien se mudó a Argentina un mes después, México tuvo varios encontronazos con el Gobierno interino de Bolivia y con la OEA.
Y a diferencia de lo ocurrido con Biden, López Obrador felicitó el pasado 19 de octubre a Luis Arce, considerado el delfín de Morales, por su victoria en las presidenciales de Bolivia cuando no había finalizado todavía el recuento de votos, pero las encuestas daban un resultado incuestionable.
SIN VIAJES AL EXTERIOR
Pero lo que más ha definido la política exterior de López Obrador ha sido su casi total desinterés por viajar al exterior, una responsabilidad que ha cedido a su canciller, Marcelo Ebrard.
López Obrador, quien asumió el poder en 2018 con la promesa de erradicar la corrupción y la desigualdad, sostiene que es mucho el trabajo por hacer en México: «La mejor política exterior es la interior», expresa como un eslogan.
El presidente, que rechazó acudir en 2019 a la cumbre del G20 en Osaka y a la Asamblea General de la ONU, se ha limitado a recibir a algunos mandatarios en su despacho y no participó en foros internacionales hasta que comenzaron a celebrarse de forma virtual por la pandemia de covid-19.
Solo una vez ha salido de México y fue en julio pasado para reunirse con Trump en la Casa Blanca, donde ambos celebraron la puesta en marcha del nuevo acuerdo comercial T-MEC y escenificaron una amistad que explica la actual postura de México ante las elecciones de Estados Unidos.
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