El futuro de los rohinyá pinta aún más negro tras el golpe de Estado perpetrado esta semana por el Ejército en Birmania, donde esa minoría ha sufrido lo que la ONU calificó de «limpieza étnica con indicios de genocidio».
Alberto Masegosa / EFE
«Su futuro será más oscuro al menos un año» augura Alberto Martos -autor del primer documental español sobre una comunidad a la que el lustro pasado se consideró la más perseguida del planeta-, en alusión al plazo que los militares dicen que ocuparán el gobierno.
«El poder absoluto recae ahora en el general Hlaing, responsable de los ataques más sanguinarios a los rohinyá en los últimos años», denunció en entrevista con Efe Martos, director de «Living without a country» (Vivir sin país), de la productora ibicenca Pauxa.
El documentalista recordó que «un tímido proceso de repatriación estaba en fase embrionaria entre Birmania (Myanmar) y Bangladés, con la mediación de China», para iniciar el regreso a su país de los más de un millón de rohinyás refugiados en territorio bangladesí.
«Pero ningún rohinyá en su sano juicio querrá ahora volver», advierte Martos, nacido hace 40 años en Tortosa (Tarragona).
NOTICIAS PUNTUALES EN MEDIO DE UN GRAN DESCONOCIMIENTO
Autor también entre otras obras de un documental sobre la ciudad santa hindú de Varanasi, el realizador catalán se interesó por los rohinyás a raiz de noticias aparecidas en la prensa sobre la brutal campaña militar contra la comunidad birmana en el verano de 2017.
Dice que «me llamó la atención que fueran noticias puntuales, sin continuidad, en medio de un gran desconocimiento» sobre esa minoria islámica y de etnia bengalí, a la que su país nunca ha reconocido la nacionalidad pese a llevar establecida siglos en su suelo.
Martos se desplazó algo más de un año después a Birmania, en otoño de 2018, para iniciar la filmación, que continuó en el verano de 2019 en los campos de refugiados de Kutupalong, en Bangladés.
La concluyó en diciembre de ese año en La Haya, donde la Corte de Justicia Internacional condenó a Birmania por las despiadadas operaciones militares de 2016 y 2017, en los que fueron asesinados miles de rohinyás y obligaron a cientos de miles a huir a Bangladés.
«Hemos dado voz a los rohinyás, que son los narradores», explica Martos, que recurre a testimonios de exiliados, cooperantes, refugiados y activistas para componer su relato. Destaca también el apoyo que le han prestado en la producción Luna y Pablo Alcántara.
SUU KYI, EL EJERCITO Y LA COMUNIDAD INTERNACIONAL
Pese a su pesimismo sobre el futuro inmediato Martos no abandona la esperanza. Subraya que «el golpe ha devuelto a Birmania a la actualidad y eso puede permitir una actuación más contundente de la comunidad internacional, que hasta ahora ha mostrado dejadez».
«Quien sabe si ha llegado el fin de los militares en Birmania» añade, para referirse a la serie de regÍmenes castrenses que se han encadenado durante la casi totalidad de los más de setenta años transcurridos desde que el país se independizó del Reino Unido.
La llegada al poder por medios democráticos de Aung San Suu Kyi interrumpió en 2015 esa sucesión de régimenes militares pero no el acoso a los rohinyá, que prosiguió con la nueva gobernante.
Suu Kyi -que ganó el Nobel de la Paz durante los quince años en que estuvo sometida a arresto domiciliario por el Ejército-, justificó las últimas campañas contra los rohinyás por parte del Ejercito, al que exculpó públicamente en la escena internacional.
El motivo de su actual desencuentro con los militares es, no obstante, un enigma. El Ejército alegó para proceder el lunes a la asonada que la Liga Nacional para la Democracia de Suu Kyi habia cometido fraude en las elecciones celebradas el pasado noviembre.
El partido de Suu Kyi se alzó en los comicios con una victoria aplastante, al acaparar el 83% de los votos, mientras que la formación politica apadrinada por los militares, el Partido por el Desarrollo y la Unión Solidaria, solo rondó el 7% de los sufragios.
Observadores independientes no descartaron irregularidades pero válidaron la orientación general del voto; lo único seguro es que el resultado electoral rompió el equilibrio de cuota de poder que Suu Kyi y el Ejército habían mantenido en el primer mandato de la Nobel.
LOS DRAMAS EN TIEMPOS DE COVID-19
«Vivir sin país» fue finalista en 2020 en los European Cinematographie Award (Premios Cinematográficos Europeos) y sus realizadores mantienen negociaciones con varias cadenas de televisión, TVE, TV3 y Al Jazira entre otras, para su difusión.
Pero los tiempos no parecen propicios para dramas.
«El problema cuando les hemos presentado el documental a las productoras es que dicen que con la pandemia de covid-19 la gente necesita cosas que les entretengan», comenta Alberto Martos.
«Y no hay nada bonito en esta historia», admite.
«Y no se puede endulzar», agrega.
Concluye: «remueve el estómago».
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