Tras una muy tensa campaña electoral, las elecciones de este domingo en Turquía transcurren sin incidentes, con gran afluencia de votantes y la esperanza, según señalan los sondeos, de que al país llegue un cambio que acabe con dos décadas de gobiernos del presidente islamista Recep Tayyip Erdogan.
Ilya U. Topper / EFE
«La democracia va a ganar. Pienso que Turquía tiene necesidad de cambiar», dice a EFE un hombre de mediana edad, llamado Bülent, que acaba de votar en un colegio electoral del barrio de Cihangi, no lejos de la plaza de Taksim, en el centro de Estambul.
A media mañana las urnas ya se presentan casi repletas y el flujo de votantes es constante, en una jornada que se espere termine con una participación superior incluso al habitual 80 %.
Las encuestas anuncian una victoria en las elecciones presidenciales del candidato socialdemócrata, Kemal Kiliçdaroglu, que recibe el apoyo de todos los sectores descontentos con el Gobierno, desde el sector nacionalista a la izquierda prokurda.
Con todo, es posible que lo logre ante Erdogan la mayoría absoluta que evitaría una segunda vuelta dentro de dos semanas.
«La participación es alta, estamos felices, mañana, si Dios quiere, llega la primavera», expresa Bülent, haciendo referencia a un lema de la oposición, que ha prometido «traer la primavera a Turquía» si gana.
«Pienso que va a ganar Kemal Kiliçdaroglu. Pero desde luego puede haber sorpresas, no se sabe. No creo que llegue a segunda vuelta, pero también puede ser… Es una votación muy reñida, estamos todos esperando nerviosos», dice Burcu, una mujer de 51 años.
Ella cree que las dificultades económicas que atraviesa Turquía desde hace años, con una alta inflación que ha provocado una carestía general y ha causado el desplome de la lira, puede motivar el voto de la ciudadanía.
«En estas elecciones, por estar la economía muy mal, creo que habrá una participación aún más alta; la economía influye mucho en las elecciones, puede cambiar los resultados», opina.
Bülent, por su parte, tiene un motivo principal: «El cambio. Luego hay más cosas, pero digamos el cambio, hay necesidad de cambio», insiste.
Como es frecuente en Estambul, quienes prefieren que Erdogan y su Gobierno continúen en el poder, se muestran poco comunicativos el día de las elecciones.
No faltan en la cola electoral señoras con el velo islamista popular entre las simpatizantes del AKP, el partido fundado por Erdogan, pero todas rehúsan hablar con la prensa, al igual que los hombres que las acompañan.
Pero no se notan tensiones y los temores a que Erdogan pudiera recurrir a métodos antidemocráticos para mantenerse en el poder en el caso de cosechar un mal resultado parecen haberse disipado por completo en esta mañana de sol y temperaturas primaverales en Estambul.
A la pregunta de si se van a respetar los resultados, Bülent responde con un cauteloso: «Tenemos la esperanza de que sí. Si Dios quiere».
Burcu es más rotunda: «Yo creo que no habrá ningún problema. Quizás, si hubiese unos resultados de muy escasa diferencia puede surgir algún problema regional… pero creo que Erdogan va a respetar los resultados. Porque en Turquía al fin y al cabo hay una democracia de verdad».
«Bueno, por ahora, de momento, la hay», se ríe nerviosa.
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