La historia de Marelbys Meza se convirtió en el símbolo más grande hasta ahora de la incongruencia del gobierno del “cambio”. Su testimonio estremece a la Casa de Nariño. La mujer le contó a SEMANA el camino de espinas que ha vivido desde que, cuando trabajaba como niñera en la casa de Laura Sarabia, se perdió una plata.
Por SEMANA
Lo que siempre había criticado Gustavo Petro antes de llegar al poder se consumó contra la humilde mujer. En un abuso de la posición dominante, la llevaron sin orden judicial a un sótano frente al Palacio de Nariño, la acusaron de ladrona, la amenazaron con llevarla a la cárcel –pese a que escondían el caso de la justicia y se lo tomaron por cuenta propia–, la incomunicaron y le dijeron falsedades, como que ellos podían allanar su casa y la de sus hermanos. La portada de SEMANA que relató esta historia despertó indignación.
Pero el jueves se confirmó que todo había sido incluso peor. La cruzada de Marelbys por demostrar su inocencia destapó una historia delirante llena de poder, intrigas, maldad, conspiraciones y peleas intestinas en la Casa de Nariño. La confirmación de lo que le pasó da escozor: no solo la maltrataron y la sometieron a un procedimiento irregular, sino que la hicieron pasar como una criminal del Clan del Golfo para poder chuzarla. “Alias la Cocinera”, le decían. Ahora, cuenta entre lágrimas que vive bajo protección y no puede ni siquiera hablar con su familia.
Todo comenzó el pasado mes de agosto cuando el presidente Petro asumió el cargo y nombró a Sarabia. La alta funcionaria comenzó a buscar quién la ayudara a cuidar su hijo pequeño y decidió irse por alguien conocido: Marelbys Meza, quien había sido niñera de los hijos de Armando Benedetti. El embajador, en su ráfaga de trinos, de hecho, contó que Sarabia empleó a “Marelbys como su niñera sin mediación ni interferencia mía. Ella incluso me pidió permiso para contratarla”.
La mujer relató que en la casa de Sarabia se dedicó a trabajar en cuerpo y alma. “La verdad es que yo a ese niño lo amé”, le dijo a SEMANA, entre sollozos, tras la confirmación de las chuzadas. Según narró Meza, ella trabajó con devoción. No solo cuidaba lo más preciado para la pareja, su hijo, sino que también se había convertido en la mano derecha para múltiples asuntos del hogar.
Aseguró que incluso le prestaba su tarjeta Éxito y “les hacía las compras como a las once, doce de la noche cuando el bebé estaba dormido”. Sin embargo, esa relación se quebró totalmente el domingo 29 de enero de este año. Marelbys estaba en su día de descanso con su mamá, que había venido a Bogotá a unas citas médicas, cuando recibió la llamada del esposo de Sarabia. “Él me dice que me regrese urgente, que me necesita en el apartamento… Me tocó dejar a mi familia tirada para salir corriendo”, relató.
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