La ecuatoriana es la segunda nacionalidad de los migrantes que más cruzan por la selva del Darién en su trayecto hacia los Estados Unidos. Los riesgos de ese tramo selvático entre Colombia y Panamá cada vez son más conocidos. No solo la inclemencia de la selva sino los grupos criminales que allí operan amenazan a los viajeros que migran con la esperanza de encontrar nuevas oportunidades y, en el caso de Ecuador, de huir de la peor ola de violencia en el país.
La Selva del Darién es una jungla ubicada entre el noreste de Colombia y el suroeste de Panamá. Tiene 575.000 hectáreas y aunque es Patrimonio de la Humanidad desde 1981, la migración riesgosa, las mafias que operan allí y los animales de la zona, la han convertido en uno de los puntos más peligrosos para los viajeros de varias nacionalidades que buscan llegar a los Estados Unidos.
Según las plataformas Insight Crime y Open Democracy, en el Darién operan del lado colombiano el Clan del Golfo –también conocido como Autodefensas Gaitanistas de Colombia– y del lado panameño “pequeñas bandas delictivas han sometido a los migrantes a un régimen de asaltos y violencia”. Estas organizaciones criminales controlan las redes de tráfico de personas, las amenazan, explotan, las asaltan o las utilizan como transportadores de droga.
William Salamanca, director de la Policía colombiana, mencionó que el Clan del Golfo usa a los migrantes como mulas del narco: “El Clan del Golfo está utilizando personas para portar cocaína y llegar al destino final hacia Estados Unidos. También hay mafias dedicadas a aprovechar esta situación de debilidad de las personas”, según aseguró en W Radio.
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