El artista y disidente cubano Luis Manuel Otero Alcántara cumple este miércoles cuatro días declarado en huelga de hambre y sed en su domicilio en La Habana para exigir una compensación a las autoridades que destruyeron sus obras y el cese de la represión policial.
EFE
«Ellos rompieron mi trabajo, mi arte, y les exijo una indemnización, una disculpa pública por todo el tiempo de acoso a mí y mis vecinos, y que quiten el cerco policial y la cámara frente a mi puerta», declaró a Efe el líder del opositor Movimiento San Isidro (MSI), uno de los más beligerantes contra el Gobierno cubano.
El artista de 33 años asegura no haber comido y bebido nada desde la tarde del sábado 25 de abril, lo que le está provocando dolores de cabeza y de abdomen. Efe no ha podido comprobar la veracidad de su testimonio.
Según Otero Alcántara, todo comenzó hace dos semanas cuando se encontraba en su domicilio de la calle Damas en el barrio de San Isidro sentado en un garrote vil, una de sus frecuentes «performance» para protestar contra la represión.
Asegura que agentes de las fuerzas de seguridad cubanas entraron a su casa, destruyeron más de una decena de obras que allí se exhibían y se lo llevaron detenido.
En los diez días siguientes, alega, fue a protestar pacíficamente frente al Capitolio (sede del Parlamento) siempre con el mismo resultado: lo arrestaban, lo encerraban en un calabozo y lo liberaban de madrugada.
«Un día me metieron en la misma celda con dos presidiarios que me insultaron y amenazaron durante ocho horas, a dos metros de un policía que escuchaba todo. Eso era indiscutiblemente una tortura. Tratan de quebrar mi voluntad de un ser humano consciente a un enfermo mental», denuncia.
El disidente explica que esa desagradable experiencia le empujó a encerrarse en su casa y declararse en huelga de hambre y de sed: «Prefiero morir así que en un calabozo o en la calle. No puedo vivir con miedo a crear algo y que me lo destruyan. Quiero un arte libre y que conecte con la gente», declara.
Otero Alcántara ya protagonizó el pasado noviembre junto a otros miembros del MSI una huelga de hambre en su domicilio que llegó a captar atención internacional, y que finalizó con el desalojo policial de los presentes.
Desde entonces las fuerzas de seguridad han intensificado el cerco a opositores, que denuncian frecuentes arrestos domiciliarios, detenciones arbitrarias, interrogatorios y confiscación de teléfonos móviles y su contenido, entre otras prácticas.
Las autoridades cubanas no se han pronunciado sobre la actual huelga de hambre y sed de Otero Alcántara, aunque sí lo hicieron en ocasiones anteriores, especialmente desde los sucesos de hace cinco meses y a través de los medios de comunicación del país, todos estatales.
En la televisión y en los periódicos de Cuba se ha asegurado que tanto Otero Alcántara como otros opositores son «mercenarios» que trabajan a sueldo de la CIA u otras organizaciones de EE.UU. para realizar actividades subversivas contra el sistema socialista vigente.
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