Raúl Bonilla, un patrullero de la Policía que fue abusado sexualmente por un sacerdote en el departamento de Meta, aplaude el pedido de perdón de la Iglesia Católica hacia las víctimas de pederastia en el país.
Por El Tiempo
“Se está dando un paso importante porque en mi caso, y en muchos otros casos, la Iglesia, como siempre, se ha limitado a no reconocer a las víctimas. Aunque ya no me reconozco como víctima sino como sobreviviente. Y durante todos estos años he sentido la indiferencia de la Iglesia”, le dijo a EL TIEMPO.
Tenía 13 años y era acólito cuando el padre Yesid Dolores González lo agredió sexualmente. Su testimonio se lo contó, en primicia, al periodista y escritor antioqueño Juan Pablo Barrientos, quien contó su historia en el portal ‘Vorágine’.
¿Qué piensa sobre el anuncio que hizo este viernes la Iglesia?
Me parece muy bien porque jamás habíamos recibido el más mínimo pedido de perdón. Muchos no van tras el dinero, sino tras el perdón. Y que monseñor Rueda, la máxima cabeza, salga a pedirnos perdón por los hechos cometidos por un sacerdote. Creo que es un paso muy importante para el cambio que están tratando de hacer.
¿Qué nos puede compartir sobre el abuso que sufrió?
Era acólito. Tenía 13 años. Y el padre Yesid González me vio vulnerable y me empezó a hablar sobre cómo debía asear mi cuerpo. Y una noche, en la casa cural allá en la inspección La Palmera en San Carlos de Guaroa (Meta), me pidió que me quitara la camisa y empezó el abuso sexual, que incluyó masturbación y sexo oral. El padre Yesid se aprovechó del poder que ostentaba ante un niño tan pequeño y ante todo el pueblo. A partir de ese momento, mi relación con la Iglesia se rompió para siempre.
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