El secretario de Defensa de EE.UU., Mark Esper, anunció este jueves una «revisión posterior a la acción» del papel controvertido de la Guardia Nacional en las protestas nacionales contra la brutalidad policial y el racismo, informa Military Times.
En el punto máximo de los disturbios, los gobernadores de 33 estados y el distrito de Columbia activaron a más de 41.500 miembros de la Guardia Nacional para ayudar a las fuerzas del orden público estatales y locales con las manifestaciones civiles, según la Oficina de la Guardia Nacional.
El jefe del Pentágono nombró al secretario del Ejército, Ryan McCarthy, para liderar la revisión, que debe presentarse antes del 30 de julio y analizar los «esfuerzos recientes de la Guardia para abordar los disturbios civiles», específicamente en las últimas dos semanas.
«En las últimas semanas, la Guardia Nacional ha actuado de manera profesional y capaz en apoyo de la aplicación de la ley en ciudades de todo EE.UU.», destacó Esper en el comunicado. «Estoy profundamente orgulloso de nuestros soldados y aviadores que sirvieron durante este período para garantizar que los manifestantes pacíficos pudieran ejecutar sus derechos de la Primera Enmienda, y que ellos y otros no sufrieran violencia contra ellos mismos y sus propiedades».
La medida se produce en medio de la presión por parte de los legisladores de obtener respuestas sobre el uso de las fuerzas militares en las protestas provocadas por la muerte de George Floyd. El Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes exige que altos funcionarios del Pentágono testifiquen ante su panel sobre el uso de la Guardia Nacional en las manifestaciones, lo que muchos han visto como una demostración innecesaria de la fuerza.
El polémico uso de fuerza
La semana pasada, el presidente Donald Trump amenazó con desplegar tropas en servicio activo para sofocar los disturbios. Su Administración ordenó el uso de tropas de la Guardia Nacional para respaldar a las fuerzas del orden público cuando despejaron con gases lacrimógenos y balas de gomas a manifestantes pacíficos en Lafayette Square, fuera de la Casa Blanca el 1 de junio.
El uso de la fuerza fue ampliamente criticado también porque la operación fue precedida por una polémica sesión de fotos de Trump con altos funcionarios militares en la cercana iglesia de San Juan.
Posteriormente, Esper y el jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Mark Milley, trataron de desmarcarse de aquella caminata. Ambos dijeron que creían que estaban acompañando al grupo para mostrar su agradecimiento a las tropas de la Guardia Nacional y a otros agentes de la ley fuera de Lafayette Square.
El domingo pasado, Trump informó que había ordenado a la Guardia Nacional su retirada del distrito de Columbia, «ahora que todo está bajo perfecto control», después de lo cual comenzó la disminución de la presencia militar en sitios conflictivos de EE.UU.
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