“Hola a todos, de la famosa unidad especial ‘Matrosskaya Tishina’, el centro de detención del Kremlin. Leí sobre ello en libros, y ahora me encontré a mí mismo aquí. La vida rusa”, reflexionó el líder opositor Alexei Navalny, detenido tras volver a Rusia este domingo, en una publicación en sus redes sociales en la que pidió mantener la protesta contra el gobierno de Vladimir Putin.
El activista político trazó una comparación con lo que vivió en 2020, cuando se despertó en un hospital de Berlín luego de ser envenenado en Rusia. “En principio, muy similar al lugar donde desperté hace unos meses. Una pequeña habitación de la que no se puede salir. Una ventana, una cama de hierro. Aunque esta cama no puede cambiar la posición de mi espalda y mis piernas. Al menos, no se me clavaron agujas y tubos en el cuerpo, no había cables que no estuvieran unidos a él, al menos no todavía. Y también hablan el idioma nativo. Es una gran ventaja”. Según informaron sus abogados, Navalny ha sido recluido en solitario en una celda de cuarentena, en solitario.
Posteriormente, su publicación tomó un tono más político. “No me arrepiento de haber vuelto. No podría hacer otra cosa”, explicó, aclarando que en su decisión no tuvo nada de “sacrificio ni fatalismo”, sino que fue “una elección totalmente racional”.
“Me niego a tolerar la anarquía de las autoridades de mi país. Me niego a permanecer en silencio mientras escucho las mentiras inescrupulosas de Putin y sus amigos empapados de corrupción. La corrupción, las mentiras y la anarquía hacen la vida peor, más pobre y más corta para todos nosotros. Entonces, ¿por qué deberíamos tolerarlo?”, se preguntó.
Además, dijo que “los sinvergüenzas del Kremlin”, en referencia al gobierno de Vladimir Putin, han dividido durante más de 20 años a la sociedad rusa en tres grupos: los engañados, los que entienden todo pero callan y resignan, y los que se niegan a callar y luchan por algo mejor. “El tercer pilar asusta a los sinvergüenzas, cuando sea lo suficientemente grande, su poder colapsará”, advirtió.
Por ello, reiteró su llamado a la ciudadanía a protestar contra las injusticias. “A pesar de las amenazas, el intento de asesinato y ahora la cárcel. Lo cual insto a todos a hacer. Elija el pilar correcto”.
Navalny fue visitado este martes por el secretario ejecutivo el Patronato Social de Presos (ONK) del Ayuntamiento de Moscú, Alexei Mélnikov, quien detalló que la celda está equipada con una nevera, una televisor, una tetera eléctrica, y que cuenta con agua caliente.
El activista anticorrupción dijo que “está contento de haber vuelto a la patria y agradeció el apoyo recibido”, añadió el secretario ejecutivo del ONK, y “no ha sido objeto de presiones físicas ni morales por parte del personal” del centro penitenciario.
El líder opositor fue detenido este domingo al regresar a Moscú de Alemania, donde recibió tratamiento y rehabilitación durante casi cinco meses de un envenenamiento con un agente químico de la clase Novichok que, según él, fue ordenado directamente por el presidente de Rusia, Vladímir Putin.
Menos de 24 horas después de su detención, en una vista judicial sumarísima celebrada en la comisaría en la que pasó la primera noche detenido, se ordenó el ingreso de Navalny en prisión preventiva por 30 días, hasta el 15 de febrero.
El Servicio Federal Penitenciario de Rusia, que libró la orden de busca y captura contra Navalni, ha solicitado a la justicia que haga efectiva la pena suspendida de tres años y medio de prisión a la que el líder opositor fue condenado en 2014 en un juicio declarado “arbitrario” por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. La primera vista del juicio ha sido fijada para el próximo 2 de febrero, al día siguiente de que termine su cuarentena.
(Con información de EFE)
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