Un juez de Los Ángeles (EE.UU.) condenó al millonario Robert Durst a cadena perpetua por acabar con la vida de la escritora Susan Berman, asesinada en el año 2000 de un disparo en la cabeza.
SwissInfo / EFE
El magistrado Mark Windham impuso la condena un mes después de que un jurado popular declarara al empresario, de 78 años, culpable de un delito de asesinato por el que fue formalmente acusado en 2015, aunque Durst ya era sospechoso de otros dos asesinatos que se remontan más de tres décadas atrás.
«Fue un crimen horrible», aseguró el juez antes de comunicar la sentencia, según declaraciones recogidas por la CNN.
De acuerdo con el veredicto, Durst tiroteó a Berman, con quien mantenía una amistad, en su casa de Beverly Hills (EE.UU.), ya que la mujer había presenciado otro crimen supuestamente cometido por él.
Berman murió antes de contar a los investigadores lo que sabía sobre la desaparición de Kathleen McCormack, la exesposa de Durst que se encuentra en paradero desconocido desde 1982.
McCormack desapareció sin dejar rastro en 1982 tras manifestar su deseo de divorciarse de Durst, en un caso que quedó sin resolver.
Una década más tarde la Policía reabrió la investigación y en el año 2000 Berman, que hasta entonces había intercedido como amiga a favor de Durst, apareció muerta de un disparo en la cabeza poco antes de que pudieran interrogarla sobre lo ocurrido a McCormack.
A estas dos desapariciones se suma una tercera, en 2001, y por la que Durst se declaró culpable, pero fue absuelto.
El magnate admitió matar y posteriormente desmembrar a su vecino en un pueblo de Texas, cuyo cuerpo troceado apareció flotando en el mar.
Durst fue juzgado y exculpado por un jurado que determinó que había actuado en defensa propia tras un forcejeo con la víctima, aunque la acusación indicó que la verdadera intención del empresario era robar la identidad de su vecino para eludir a la Justicia.
Las andanzas de Durst fueron recogidas en la serie documental de HBO «The Jinx: The Life and Deaths of Robert Durst», un programa dirigido por Andrew Jarecki que el propio Durst propuso deseoso de que alguien le dejara contar su historia.
Durst es heredero de una de las familias más ricas de Nueva York, que se enriqueció gracias al negocio inmobiliario, aunque en 1994 su padre eligió a su hermano menor Douglas para hacerse cargo de la empresa familiar.
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