Por primera vez en 12 años, los israelíes se despertaron el lunes con un nuevo primer ministro, luego de que Naftali Bennett se asegurara el respaldo del parlamento y derrocara al líder Benjamin Netanyahu.
Los dos mantuvieron una breve reunión de traspaso por la tarde, pero sin la ceremonia formal que tradicionalmente acompaña a un cambio de gobierno, una señal de la persistente ira y hostilidad de Netanyahu hacia el nuevo gobierno.
El parlamento de Israel, la Knesset, aprobó el domingo por un estrecho margen el nuevo gobierno de coalición liderado por Bennett , poniendo fin al histórico gobierno de 12 años de Netanyahu.
Bennett ahora preside una coalición diversa y frágil compuesta por ocho partidos pequeños y medianos con profundas diferencias ideológicas. Netanyahu sirve como líder de la oposición.
David Bitan, un legislador del Likud, dijo a la radio pública Kan que Netanyahu no celebró una ceremonia formal de traspaso con Bennett porque se siente «engañado» por la formación del gobierno de Bennett-Lapid y «no quiere dar ni la más mínima legitimidad a este asunto.»
La coalición incluye tres partidos encabezados por políticos que solían ser aliados de Netanyahu, incluido Bennett. Aunque comparten la ideología de línea dura de Netanyahu en muchos temas, los tres líderes se enfrentaron con el divisivo ex primer ministro por su personalidad y estilo de liderazgo.
Según un acuerdo de coalición, Bennett ocupará el cargo de primer ministro durante los dos primeros años del mandato, y luego el ministro de Relaciones Exteriores, Yair Lapid, el arquitecto de la coalición, se convertirá en primer ministro.
El nuevo gobierno prestó juramento el domingo por la noche y se puso a trabajar el lunes por la mañana. El presidente saliente Reuven Rivlin, quien termina su mandato el próximo mes, recibió a Bennett, Lapid y al resto del gabinete en su residencia oficial en Jerusalén para una foto del nuevo gobierno. Bennett y Lapid no hicieron comentarios a los periodistas después.
Netanyahu, por su parte, convocó la primera reunión de la oposición política, donde llamó a sus socios a mostrar una «disciplina férrea» para deponer a «este peligroso gobierno de izquierda, el gobierno fraudulento».
Netanyahu cree que fue engañado porque su Partido Likud sigue siendo, con mucho, la facción más grande en el parlamento y porque muchos de sus antiguos socios lo abandonaron.
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