Un grupo de republicanos cubanoamericanos está a punto de desempeñar papeles importantes en la próxima administración Trump y en el Congreso en los próximos años, haciendo realidad el peor temor del régimen cubano: que los exiliados cubanos y sus descendientes puedan dictar la política estadounidense hacia la isla.
La noticia de que el presidente electo Donald Trump elegirá al senador republicano de Florida Marco Rubio como próximo secretario de Estado, el primer hispano y el primer cubanoamericano en ese puesto, sin duda causó conmoción en La Habana, donde los medios estatales lo demonizan regularmente como enemigo de la nación.
Es probable que en Washington se le unan otros cubanoamericanos con ideas afines que estén en condiciones de influir en la política exterior de Estados Unidos hacia Cuba y toda la región.
El representante estadounidense Mario Díaz-Balart podría ser el próximo presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, mientras que Carlos Trujillo, que se desempeñó como embajador de Estados Unidos ante la Organización de los Estados Americanos durante el primer mandato de Trump, podría ser nominado como el próximo secretario de Estado adjunto para asuntos de América Latina o un puesto similar, dijeron fuentes al Miami Herald.
Como presidenta del subcomité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes para el Hemisferio Occidental, María Elvira Salazar, otra republicana cubanoamericana de Miami, dijo en X que compartía con Rubio “el compromiso de luchar contra el comunismo y proteger la libertad”.
En una publicación en español que critica a los gobernantes de Cuba, Venezuela y Nicaragua, agregó que “es hora de extirpar el cáncer del socialismo”.
Rubio ha sido uno de los críticos más fuertes del gobierno cubano en el Congreso.
Cuando el presidente Barack Obama anunció en diciembre de 2014 que estaba restableciendo las relaciones diplomáticas con Cuba, Rubio prometió hacer “todo lo posible” para bloquear las políticas de acercamiento en el Congreso.
“La decisión del presidente de recompensar al régimen de Castro y comenzar el camino hacia la normalización de las relaciones con Cuba es inexplicable”, dijo Rubio en una declaración en ese momento.
“Cuba, como Siria, Irán y Sudán, sigue siendo un estado patrocinador del terrorismo… Apaciguar a los hermanos Castro solo hará que otros tiranos, desde Caracas hasta Teherán y Pyongyang, vean que pueden aprovecharse de la ingenuidad del presidente Obama durante sus últimos dos años en el cargo. Como resultado, Estados Unidos estará menos seguro como resultado del cambio de política del presidente”.
Criticó a Obama por ir a La Habana para reunirse con Raúl Castro y calificó de “terrible” su decisión de eliminar a Cuba de la lista de estados que patrocinan el terrorismo.
Y cuando el presidente Biden asumió el cargo, lo instó a no repetir “las concesiones de Obama”.
“Si Biden volviera a comprometerse con las mismas políticas de la era Obama, sabemos muy bien quiénes sufrirían: aquellos que buscan una Cuba más libre y más democrática, incluidos los disidentes, los presos políticos, los artistas y los activistas de la isla. En lugar de darles la espalda, es fundamental que los líderes estadounidenses apoyen a esos valientes cubanos que se enfrentan a un régimen comunista brutal”, escribió en un artículo de opinión en el Miami Herald.
La animosidad de los líderes cubanos contra Rubio no se debe sólo al hecho de que es hijo de padres cubanos que se oponen vehementemente al comunismo en la isla, sino también a que fue el cerebro detrás de las sanciones contra los militares cubanos durante la primera administración Trump.
La política, que el presidente Joe Biden mantuvo en vigor, privó con éxito al conglomerado militar Gaesa, que controla gran parte de la economía del país, de gran parte de las divisas extranjeras que solía obtener y las redirigió hacia el sector privado.
Los funcionarios del gobierno cubano, que critican rutinariamente a Estados Unidos en las redes sociales, no han comentado públicamente la victoria de Trump ni la nominación de Rubio.
Con Rubio con un asiento en el gabinete como el principal diplomático estadounidense, es probable que haya más presión contra Cuba y otros regímenes autoritarios en América Latina que ha denunciado regularmente, como Venezuela y Nicaragua.
“Los tiranos en La Habana, Caracas y Managua hoy no duermen”, dijo el representante federal de Miami Carlos Giménez en una publicación en X el lunes por la noche. En un video, Giménez, el único miembro del Congreso nacido en Cuba, dijo que la nominación de Rubio “es un gran honor para los cubanoamericanos y estamos súper orgullosos de todo lo que ha logrado el senador”.
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