Tras 17 años gobernando Turquía con mayorías sólidas, el Partido Justicia y Desarrollo (AKP), controlado férreamente por el presidente del país, Recep Tayyip Erdogán, se ve amenazado ahora por deserciones, cismas y críticas internas.
Lo que desde hace meses eran sólo especulaciones, se ha concretado esta semana con dos duros golpes a la incontestada autoridad de Erdogan en el partido y en el país.
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El martes, Ali Babacan, cofundador del AKP y exministro de Economía y Exteriores, anunció que lanzará una nueva formación. Lo mismo ha hecho hoy el ex primer ministro Ahmet Davutoglu, que se ha dado de baja en el AKP por discrepancias con Erdogan.
“Es muy probable que este proceso desemboque en elecciones anticipadas (deberían celebrarse en tres años), probablemente el año que viene”, vaticina en conversación con Efe el politólogo Rasit Kaya.
El exdiputado Abdurrahman Kurt, miembro del partido pero crítico con la deriva actual, atribuye la fragmentación al estancamiento tras años en el poder y a la reforma impulsada por Erdogan en 2016, que reemplazó el sistema parlamentario por uno presidencialista, que da al jefe del Estado todas las palancas del poder.
“Hay un proceso extraordinario en marcha. Ninguno de los partidos existentes es capaz de responder a las demandas de la sociedad, pero es más obvio en el caso del AKP, porque gobierna ya tanto tiempo”, señala Kurt.
“El modelo presidencialista no ha mejorado las cosas. Desde que el AKP se ha convertido en una organización de un solo hombre, fracasará sin remedio. Hay que revisar tanto el sistema como los partidos. Y las iniciativas de Babacan y Davutoglu pueden ayudar a este proceso de revisión”, cree el exdiputado.
¿QUIÉNES SON LOS DISIDENTES?
Hay dos bloques. El primero está liderado por Babacan, uno de los artífices de las reformas que dieron al partido popularidad en amplios sectores de la población. Recibe el apoyo del también cofundador Abdullah Gül, presidente de Turquía de 2007 a 2014, muy popular por su talante conciliador.
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El segundo bloque lo encabeza Davutoglu, clave a la hora de diseñar el rol geopolítico de Turquía bajo el AKP. Fue ministro de Exteriores de 2009 a 2014 y primer ministro de 2014 a 2016, año en el que Erdogan forzó su dimisión.
¿POR QUÉ SE FUERON?
Babacan, referente en asuntos económicos hasta 2015, perdió toda influencia tras el nombramiento del yerno de Erdogan, Berat Albayrak, como ministro de Finanzas en 2018. Davutoglu, por su parte, fue sometido en las últimas semanas a un proceso disciplinario que habría desembocado en su expulsión del partido.
“El AKP y Erdogan han perdido el control del volante. Eso es obvio, y quienes van de pasajeros lo ven también; los que son inteligentes saltan antes de que el vehículo se despeñe”, dice Kaya.
¿POR QUÉ AHORA?
El éxito del AKP desde 2002 y su reciente declive se explican en gran parte por la inicialmente buena marcha de una economía que ahora da señales de agotamiento y muestras de que se creó sobre pilares débiles: el consumo interno y un enorme gasto público a costa de aumentar la deuda.
Pero el detonante de este nuevo escenario fue la pérdida, la pasada primavera, de las alcaldías de Estambul y Ankara, dominadas por Erdogan y sus correligionarios desde hace 25 años.
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“Las iniciativas de Babacan y Davutoglu son consecuencia de esta situación. No puedo decir si tendrán éxito, porque ellos están entre los principales responsables de haber llevado Turquía a donde está hoy. Pero con su marcha, Erdogan y al AKP se debilitarán aún más, perderán más control…”, describe Kaya.
¿CUÁNTO DAÑO HARÁN A ERDOGAN ESOS PARTIDOS?
Ni Babacan ni Davutoglu han dado detalles del cuándo y cómo de sus nuevas formaciones, pero han justificado su creación con que el AKP se ha alejado de sus valores fundacionales.
Aunque esos nuevos partidos tienen pocas opciones de ganar unas elecciones, la agencia demoscópica Avrasya calcula que podrían arrebatar al AKP hasta diez puntos, alejándole del rango de 40-49 % de los votos logrados en la última década y de la mayoría absoluta.
Esa pérdida de apoyos acercaría al AKP peligrosamente a su gran rival, el socialdemócrata CHP, que en las elecciones locales de marzo llegó al 30 %.
¿Y LAS CONSECUENCIAS?
Un AKP sin mayoría abriría la puerta a una coalición de las fuerzas de la oposición. En las locales de marzo, la izquierda prokurda del HDP y la derecha moderada del IYI apoyaron a los candidatos del CHP en Estambul y Ankara, ambos victoriosos.
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Salir del Gobierno, creen muchos analistas, significaría el desmoronamiento del AKP, un partido que ha basado gran parte de su éxito en el reparto de cuotas de poder y contratos públicos.
¿EL FIN DE UNA ÉPOCA?
Puede ser el fin de una época. Abdurrahman Kurt lo resume así: “El AKP hizo una revolución. Esto es innegable. Cambiaron muchas cosas. Pero ahora, la revolución ha empezado a devorar a sus hijos, esto también es innegable”.
EFE.
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