El impacto de la peste china viene acompañado por una gran paradoja. En el mundo moderno todo está interconectado: empresas transnacionales que operan sin fronteras, con una muy compleja cadena de suplidores, mercados financieros que reducen de forma dramática costos de transacción, tecnologías de la comunicación que superan los paradigmas de la ciencia ficción. Sin embargo el surgimiento de esta terrible enfermedad recuerda la enorme fragilidad de la globalización.
Guillermo Ortega / ALnavío
El punto es que ante un todo tan globalizado un extraño virus, que comienza en una desconocida ciudad de China, en menos de 90 días se convierte en una pandemia, sólo comparable a la peste española de las primeras décadas del siglo XX, paraliza a la economía mundial y pone en cuarentena a casi dos tercios de la población mundial, y al final, trae como corolario que muchos cuestionen las bondades del mismo proceso de globalización.
Y no se trata de voces aisladas. Es Peter Navarro, el principal asesor del presidente Donald Trump en comercio y política industrial, o son voces el gobierno alemán recomendando impedir la exportación de productos médicos durante la emergencia sanitaria. Es también la discusión en Europa sobre la necesidad de emitir los coronabonos, la mutualización de la deuda, en un intento de atender la emergencia financiera, la otra pandemia. Son todos temas interconectados, lo cual indica que una de las grandes bajas de la pandemia, es precisamente, la globalización.
El ataque al comercio, regresa el mercantilismo
La gran paradoja asociada al coronavirus es que lo que debería atenderse como una emergencia global, y no hay duda que lo es, empieza a producir el efecto contrario, medidas que sólo acentúan las respuestas locales, distintas expresiones de aislacionismo, una especie de retorno del mercantilismo. La misma línea de argumentación utilizada para oponerse al comercio.
Así como pareciera que las pandemias aparecen cada 100 años, con devastadoras consecuencias que al tiempo se olvidan, las voces del mercantilismo, la prédica contra el comercio, la alegoría de las bondades de la autarquía, no necesitan tanto tiempo para remozar el discurso y reanimar sus ataques.
Construir los mecanismos globales adecuados
Lamentablemente el avance de la globalización no ha estado acompañado de un fortalecimiento de la estructura institucional que permita el funcionamiento adecuado de la sociedad globalizada. Una sociedad moderna necesita de los mecanismos adecuados para atender problemas que se presentan en un sitio y que se contagian hacia otros. La pandemia es un ejemplo que hoy resulta evidente, pero hay muchos otros problemas que necesitan de fuertes estructuras multilaterales.
El medio ambiente, al igual que la corrupción o el tráfico de drogas, son todos problemas que requieren respuestas globales. El equivalente al fallo de la OMS también tiene paralelo en los mecanismos que atajen la otra pandemia: la crisis financiera. Al igual que la crisis sanitaria, la financiera también requiere de respuestas globales.
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