Un grupo de investigadores de la Sociedad Geológica de EE.UU. (GSA, por sus siglas en inglés) ha descubierto que el punto caliente —área de actividad volcánica alta— que alimenta la caldera (supervolcán) y los famosos géiseres, fumarolas y aguas termales del Parque Nacional Yellowstone podría estar disminuyendo en intensidad. Los expertos llegaron a esta conclusión tras la reciente detección de dos «supererupciones» asociadas al punto caliente en Yellowstone, según un estudio publicado esta semana en la revista Geology.
Mediante análisis de composición química, datos magnéticos y datación radiométrica, se demostró que algunos depósitos antiguos, que se creía que se habían originado de pequeñas erupciones, eran en realidad material volcánico de dos «supererupciones previamente desconocidas, de hace unos 9 y 8,7 millones de años», aseguró Thomas Knott, vulcanólogo y autor principal de la investigación, en diálogo con la GSA.
Grey’s Landing, la más reciente de estas dos erupciones, es ahora considerada la «mayor y más caliente» documentada en la región de Yellowstone y una de las cinco «más importantes de todos los tiempos», según Knott. Esta actividad pudo haber cubierto con vidrio volcánico (rocas obsidianas) un área del tamaño de Nueva Jersey —unos 22.591 km²—, esterilizando «instantáneamente la superficie terrestre» y llenado de ceniza todo EE.UU. y «gradualmente» todo el mundo.
Las erupciones recién descubiertas Grey’s Landing y McMullen Creek, ocurrieron durante la época del Mioceno, que comenzó hace 23 millones de años y termino hace unos 5,3 millones de años. Ahora, en total son seis las supererupciones registradas en ese periodo en la provincia volcánica de Yellowstone, en promedio, una vez cada 500.000 años, asegura el vulcanólogo.
Partiendo de ese punto y considerando que solo dos de esos fenómenos han tenido lugar en los últimos tres millones de años en esa misma área, Thomas y su equipo estiman una «reducción muy significativa» en la actividad volcánica. «Parece que el punto caliente de Yellowstone ha experimentado una disminución de tres veces en su capacidad para producir eventos de supererupción», subraya el experto.
Knott ha dejado claro que estos hallazgos tienen poca relación con las evaluación de riesgo de que ocurra una nueva supererupción hoy en Yellowstone, ya que estudios anteriores calculan que la tasa de recurrencia parece ser una vez cada 1,5 millones de años. «La última fue hace 630.000 años, lo que sugiere que podrían pasar 900.000 años antes de que ocurra otra nueva erupción a esta escala», concluye el experto, enfatizando que se trata de una estimación lejos de ser exacta y por eso la zona se monitorea regularmente.
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