Las empresas europeas necesitan hasta 600.000 millones de capital. La restricción del crédito, el retraso en los pagos a proveedores y las nuevas olas desafían la recuperación.
Óscar Giménez | El Confidencial
La resiliencia del sector empresarial está cada vez más en entredicho según se prolonga la crisis del coronavirus y hay nuevas olas de contagio que no dejan ver su final. Y eso que hay una primera paradoja a lo largo de Europa que se hace más notable en España: el número de concursos cayó en picado en 2020. Un resultado artificial que muestra que las ayudas favorecen a empresas viables y a las inviables, y que no disipa la amenaza de quiebras masivas.
Los informes empiezan a apuntar directamente a la solvencia futura de las empresas por distintas vías, como el déficit de capital, la restricción del crédito, el retraso eterno en el pago a los proveedores de administraciones públicas y grandes compañías o la depresión en los niveles de ventas de los sectores más golpeados, como turismo y aerolíneas.
Los frentes con los que tendrán que lidiar las empresas empiezan a acumularse sin que la financiación con aval público o los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), principales medidas desplegadas en España, sean suficientes. Así al menos lo avisa un informe de la Asociación de Mercados Financieros de Europa (AFME) y PwC, que estima un déficit de capital en las empresas europeas de entre 450.000 y 600.000 millones, y señala que el 10% de las empresas tiene efectivo para sobrevivir solo seis meses más. «Si bien la deuda y el apoyo estatal han supuesto el rescate a corto plazo de empresas de toda Europa, ahora tenemos que ir más allá de la financiación puente a corto plazo y centrarnos en la reparación y recuperación a largo plazo», avisa Adamn Farkas, director ejecutivo de AFME.
A escala europea el daño sobre el capital de las empresas por las pérdidas asumidas hasta ahora roza el billón de euros, según AFME y PwC, mientras que en España es de 155.000 millones. Una cifra que no se compensa con los créditos avalados por el Instituto de Crédito Oficial (ICO) ya que, como dice Farkas, sirven para sobrevivir a corto plazo sin asegurar la solvencia postcovid al elevar la deuda. El análisis alerta de que las pérdidas seguirán creciendo con las nuevas olas que, pese a que ya se están desplegando las vacunas, retrasan los pronósticos de recuperación.
Esta semana, BBVA Research y S&P rebajaron la previsión de crecimiento en 2021, cinco décimas hasta el 5,5%, y 1,7 puntos hasta el 6,5% respectivamente. En el caso de S&P, las nuevas estimaciones apuntan a una expansión de un 6,4% en 2022, frente al 4,3% anterior. Es decir, se retrasa el inicio de recuperación y se aplana el perfil. De media, la calificadora crediticia explica que, según sus cuentas, hay industrias que ya tuvieron el nivel de ventas de 2019, como el sector de distribución relacionado con alimentación, tecnología o ‘utilities’. Sin embargo, para la mayoría la fotografía es mucho peor.
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