La extracción de oro de aluvión –que se hace en tierra y en agua– no solo ha venido creciendo a lo largo del territorio nacional, sino que además se incrementó en las zonas excluibles de minería, es decir, en áreas de parques naturales, reservas forestales, y páramos. Al menos un 52 por ciento de esas áreas claves tienen hoy actividad minera, lo que encendió las alarmas del Gobierno.
La extracción de oro en esas regiones afecta la extensa biodiversidad y el ecosistema pues esta actividad ilegal se realiza en un 48 % en puntos de reserva forestal y en un 4 % en otras zonas protegidas como los parques naturales, lo que se traduce en una afectación de 47.670 hectáreas en el 2018.
El informe de la Oficina de las Naciones Unidas Contra las Drogas y el Delito (UNODC), la Embajada de los Estados Unidos y el Ministerio de Minas y Energía en Colombia señala que parques Naturales como el Puinawai (ubicado entre Guainía, Vichada, Vaupés, Guaviare y Caquetá), Paramillo (entre Antioquia y Córdoba) y Farrallones, en el Valle del Cauca, han sido afectados con la práctica ilícita de extracción de oro.
Precisamente por esta actividad las hectáreas afectadas en el país entre 2018 y 2019 –tanto de áreas protegidas como las que no tienen dicha protección–se incrementaron en un 6,4 por ciento pasando de 92.046 a 98.028.
Esta es una de las principales conclusiones del documento que califica el hecho “como muy grave” porque atenta directamente contra el medio ambiente de Colombia.
El sistema de monitoreo encontró que la categoría más afectada “corresponde a las zonas de reserva forestal en cuyos territorios se identificaron 44.567 hectáreas. En otras áreas protegidas se encontraron 4.746 hectáreas en la categoría de Distritos Regionales (…) y 263 hectáreas en zona de reserva forestal protectora”.
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