Las condiciones de Hungría para aceptar un embargo sobre el petróleo ruso hacen improbable un acuerdo rápido en la Unión Europea (UE), paralizan su voluntad de interrumpir la financiación de la guerra en Ucrania, y ponen a prueba la unidad del bloque.
AFP
El jefe de la diplomacia europea, el español Josep Borrell, sigue convencido de que se llegará a un entendimiento. “Necesitamos este acuerdo y lo conseguiremos”, aseguró el viernes después de una reunión del G7 en Alemania.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, lanzó una propuesta de suspender gradualmente las importaciones europeas de petróleo ruso, pero Hungría bloquea al acuerdo alegando que la iniciativa no ofrece garantías a su seguridad energética.
El país exige tiempo y dinero para adaptar sus refinerías, diseñadas para procesar el crudo proveniente de Rusia.
El canciller de Hungría, Peter Szijjarto, dijo en una entrevista al diario español El País que las autoridades húngaras le explicaron a Von der Leyen “que su propuesta nos crea un problema y que no podemos aceptarla, a menos que ella nos ofrezca una solución”.
De acuerdo con Szijjarto, Hungría precisa de un plazo de cuatro años y casi 800 millones de euros de financiamiento para adaptar sus refinerías, y por ello el país no permite la aprobación del plan.
El primer ministro húngaro, Viktor Orban, le explicó esto a Von der Leyen durante una cena de trabajo el 9 de mayo en Budapest y durante su reunión con el presidente francés, Emmanuel Macron.
Rompecabezas
Pero Hungría no está sola en esa postura. Eslovaquia, República Checa, Bulgaria y Croacia también comparten preocupaciones sobre el impacto de un corte súbito del petróleo ruso.
La Comisión Europea está trabajando en “soluciones concretas”, aseguraron sus portavoces.
El plan original lanzado por Von der Leyen contemplaba el cese de las importaciones de crudo ruso en un plazo de seis meses y de productos refinados a finales de 2022, aunque para Hungría y Eslovaquia ese plazo sería hasta 2023.
Los cancilleres de la UE mantendrán una reunión el lunes en Bruselas, y la cuestión se tornó un rompecabezas sin solución fácil.
Una alternativa que circuló en Bruselas mencionó la posibilidad de dividir el paquete de sanciones, para sacar ahora nuevas medidas restrictivas al sector bancario e individuos rusos, y dejar el embargo petrolero para más adelante.
Al participar de la reunión del G7 en Alemania, el canciller de Ucrania, Dmitro Kuleba, aumentó todavía más la presión, y advirtió que la unidad de la UE quedará rota si no aprueba un embargo al petróleo ruso.
La idea de dividir el paquete de sanciones, en tanto, no despierta simpatías mayoritarias.
Hungría busca garantías
En ese cuadro de negociaciones, Hungría sugiere excluir las entregas por tuberías, que representan una pequeña parte de las compras europeas (0,7 millones de barriles diarios, de un total de 2,8 millones).
Un diplomático europeo, sin embargo, dijo que la idea no es bien aceptada por el resto del bloque porque “pondría en entredicho la unidad y solidaridad de los 27 estados miembros para compartir la carga del embargo”.
Orban “quiere garantías sobre la financiación europea y sobre la seguridad de los suministro” para poder tranquilizar a los ciudadanos de su país.
El líder húngaro teme un aumento generalizado a raíz de la medida petroleras, ya que es posible que ya no pueda limitar los precios del combustible, como lo ha hecho desde noviembre de 2021.
Así, diplomáticos de varios países europeos expresaron su opinión de que la reunión de cancilleres del lunes no será decisiva.
“Hay cuestiones técnicas que hay que resolver”, dijo un diplomático europeo.
A pesar de su cercanía con el presidente ruso, Vladimir Putin, Orban ha respaldado hasta ahora todas las sanciones europeas contra Rusia y contribuyó con su parte al fondo para la compra de armas de la UE para Ucrania.
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