En los últimos años se ha mantenido el mito de que la gente no se bañaba y usaba todo tipo de alternativas para camuflar el mal olor. También se ha dicho que esta fue una de las principales causas de la expansión de la Peste Bubónica, la cual azotó a la población europea en el siglo XIV.
EL TIEMPO
Investigaciones de historiadores han puesto en tela de juicio estas creencias y han revelado detalles de las conductas de higiene de estas sociedades que, en suma, vivieron una época de muchas precariedades.
Consuelo Sanz Bremond, investigadora de la indumentaria de la Edad Media, le dijo al medio ‘ABC’ que en aquella época existían baños públicos en las urbes cristianas. También se han hallado recetarios que indicaban cómo debía hacerse la limpieza del cuerpo, consejos para mantener una piel sana y recomendaciones para remover manchas de la ropa. Todo esto se dio en medio de la expansión de la peste, por lo cual ese tipo de baños se clausuró. En ocasiones se ha especulado que los baños solo estaban disponibles para la nobleza y que las personas pobres no tenían acceso a ellos. Bremond aclara que estos lugares eran escasos por otro tipo de motivos. Uno de ellos es que allí se personificaba la promiscuidad de la época. También se creía que los baños eran una zona que ayudaba a la propagación de la bacteria que azotaba a Europa. En la época, según la historiadora, existía un mito singular: las enfermedades ingresaban al cuerpo por los poros, los cuales se expandían ante el contacto con el agua caliente. Durante el siglo XVI se desincentivó el uso de baños calientes por parte de los médicos. Las personas empezaron a optar por la limpieza del cuerpo por partes. Para ello utilizaban aguamaniles, que eran jarros con una manija grande usados para limpiarse las manos y que el agua cayera sobre un recipiente que los acompañaba. Las famosas letrinas eran el método más común en la época para el desecho de excrementos. Eran huecos en el suelo que tenían tapetes a los lados. En ocasiones se usaban vasijas con un orificio interno. En cuanto a la higiene bucal se ha llegado a afirmar que las personas se limpiaban sus dientes con pedazos de tela o cenizas de romero. Tras la aparición de la peste negra que se dio en Europa, los médicos empezaron a implementar medidas extremas para evitar la propagación de enfermedades. En la Edad Media también utilizaban gran cantidad de perfume, pues creían que el aire era el conducto de la transmisión de la enfermedad. En esa época, las personas creían que el perfume servía como un fumigador de las zonas con infección. La gente lo utilizaba para espantar los moscos y las pulgas, insectos abundantes durante la peste.
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