Cuando en diciembre de 2019 cuando se reportó un brote de neumonías graves en la ciudad de Wuhan, China nadie imagino el alcance que tendría la nueva enfermedad que luego fue declarada pandemia.
Los primeros estudios de los pacientes revelaron que se trataba de un nuevo coronavirus humano que se denomina coronavirus-2 del síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV-2). En pocos meses la infección se diseminó rápidamente y la normalidad como se la conocía se transformó.
Hoy se sabe con certeza que nada volverá a ser como antes a menos que se encuentre una cura definitiva. Y es que las medidas de prevención como el uso del tapabocas, la distancia social o la distancia social, entre otras, son la única forma de detener la propagación del virus.
De este modo, un componente importante en la difusión de las medidas de prevención de esta nueva enfermedad fue la Organización Mundial de la Salud (OMS). En este sentido, Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general del organismo, enumeró en rueda de prensa las medidas esenciales que deben adoptar los países para controlar la pandemia y apuntó en primer lugar a la regla de las “Tres C”.
Basado en el análisis de las características compartidas de los grupos, Japón desarrolló un concepto llamado las “Tres C” (por sus términos en inglés, refiriéndose a las “Tres concentraciones”) para denotar lugares y situaciones de alto riesgo. Closed spaces (espacios cerrados), crowded places (lugares con mucha gente) y close-contact settings (situaciones con contactos cercanos).
Por ello, se le pidió al público que evitara las Tres C y la conciencia del término se popularizó. Además, el concepto se ha ampliado a “Tres C Plus” que incluye comportamientos como hablar en voz alta y cantar.
¿Por qué el modelo japonés? Siguiendo su propia receta, el país nipon edujo la cantidad de casos nuevos diarios a niveles cercanos al objetivo de 0.5 por 100.000 personas con distanciamiento social voluntario y no muy restrictivo y sin pruebas a gran escala. Durante el Estado de Emergencia, en Japón nunca se impusieron restricciones a los movimientos de los residentes, y los negocios desde restaurantes hasta peluquerías permanecieron siempre abiertos.
La regla de las Tres M
Al igual que cualquier medida que busca prevenir el COVID-19, la regla de las “Tres M” complementa las Tres C. Estas son:
-Usar una mascarilla
Después de varias idas y venidas, la OMS aceptó el jueves 9 de julio último que el COVID-19 podría contagiarse por el aire en algunas circunstancias. Sus funciones son: actuar como una barrera protectora para el aislamiento de las gotas que se despiden al hablar, estornudar o toser.
-Higiene exhaustiva de manos
Lavarse las manos salva vidas. Según la Organización Mundial de la Salud, una correcta higiene de manos es fundamental en la prevención de enfermedades. Las manos constituyen una de las principales vías de transmisión de gérmenes, por ello, es de vital importancia conocer la manera adecuada de lavarse las manos.
Según la entidad sanitaria, para lavarse las manos correctamente, la duración total del proceso debe estar comprendida entre 40 y 60 segundos. Un truco para controlarlo puede ser cantar la canción de cumpleaños de principio a fin cuatro veces.
-Mantenerse al menos 1,5 metros de distancia de la otra persona.
El distanciamiento es vital para ayudar a la contención y es una obligación cívica que habla de solidaridad y de pensar en el principal objetivo, que es evitar la muerte de las personas mayores y demás grupos de riesgo”. El médico infectólogo Tomás Orduna (MN 61528) explicó a Infobae que “el distanciamiento significa volverse un poco más ermitaño y que todas las actividades se desarrollen preferentemente dentro de las casas y cuando se sale a lugares donde hay muchas personas mantener el mínimo contacto con ellas”.
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