Donald Trump sigue lentamente escalando en las encuestas de intención de voto, y ya lleva haciéndolo cinco semanas consecutivas. El candidato republicano será el probable ganador de las elecciones de Estados Unidos que se celebran el próximo 5 de noviembre si se cumplen los pronósticos a día de hoy. Aunque el margen que le separa de su adversaria, Kamala Harris, sigue siendo estrecho. Eso sí, todo, aunque parezca que no, sigue abierto. No en vano, todos los analistas aseguran que estamos ante las elecciones más disputadas en EEUU desde el siglo XIX.
Por El País
En voto popular, la vicepresidenta del Gobierno de Joe Biden sigue en cabeza, aunque también en este aspecto las distancias se están acortando a entre uno y dos puntos, lo que entra dentro de la mayoría de los márgenes de error de las encuestas. The Economist, que hace promedio de encuestas, sitúa la distancia entre ambos en 1,3 puntos: 49,2 frente a 47,9. Fivethirtyeight, que también trabaja con promedios de sondeos, sitúa la distancia de Harris sobre Trump a solo un punto: 48% de la demócrata frente a un 47% del republicano.
Aún así, en Estados Unidos no gobierna quien consigue más votos, sino el que obtiene más votos del Colegio Electoral, es decir, el que gana en los estados bisagra, ya que en la mayoría de los estados ya está claro si ganará el candidato republicano o la demócrata.
En el complejo sistema electoral de Estados Unidos, el presidente del Gobierno lo deciden los 538 votos electorales que son elegidos en cada uno de los 50 estados del país. Cada estado tiene un peso en votos proporcional a su población. Pero la gran mayoría no eligen de forma proporcional a sus delegados, sino que dan todos los votos electorales al candidato ganador, aunque quede el primero por un solo voto.
Por ejemplo, California reparte 55 votos electorales, que siempre caen del lado demócrata aunque el candidato azul gane por escaso margen. En este caso, Harris le saca 26 puntos a Trump en las encuestas, así que está claro quién ganará en el Estado del oeste americano. En el extremo opuesto, Montana, que sólo aporta tres votos, es siempre republicano: y aquí Trump aventaja a la vicepresidenta por 19 puntos.
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