Desde un resfriado común, pasando por el síndrome respiratorio de Medio Oriente (MERS, por sus siglas en inglés), hasta el más reciente COVID-19. Eso es lo que pueden provocar los coronavirus, una extensa familia de virus.
Pese a la diversidad de enfermedades que pueden generar a raíz de un tipo de virus, algunas personas se han preguntado: ¿si son parecidos, entonces podría haber una única cura o tratamiento para todas las infecciones que generan? En esta nota resolveremos
¿Qué son los betacoronavirus?
Los betacoronavirus son uno de los cuatro géneros de la familia del coronavirus. Son ‘paquetes’ microscópicos rodeados de espigas que cubren el núcleo del material genético. Estos primero se adhieren a las células para multiplicarse y luego infectarlas. Así, usan sus espigas para pegarse a las células y se sujetan a blancos específicos, denominados receptores.
Según especialistas de Estados Unidos y Francia, las espigas se forman de dos piezas llamadas ‘dominios’ o S1 y S2. El virus del COVID-19 y SARS, por ejemplo, usan la parte del domino S1, o también llamado dominio de unión al receptor (RBD), para adherirse al receptor de la célula huésped (ACE2). Por su lado, los virus que generan el resfriado no lo hacen.
Semejanzas y desigualdades
Pese a la variedad de los dominios S1 entre los miembros de la familia del virus, los S2 tienen bastantes semejanzas, que son importantes porque ayudan a engañar a nuestro sistema inmune para que dé una respuesta y batalle contra varios tipos de virus que tienen relación.
Esto porque los dominios que tienen similitud pueden ser detectados por los anticuerpos humanos, formados por glóbulos blancos llamados células B, que ayudan a otros glóbulos detecten y acaben con las células infectadas por el virus. Sin embargo, los anticuerpos demoran en generarse: hasta 10 días.
¿Las similitudes permitirán crear vacunas que generen anticuerpos a virus de una familia?
Para esto vale analizar si los anticuerpos pueden reconocer a más de un tipo de virus (fenómeno denominado ‘reactividad cruzada’). Es así que los anticuerpos del dominio S1 que genera el SARS cuenta con reactividad cruzada con el virus del coronavirus. No obstante, la interacción del anticuerpo no basta para saber si un blanco es el conveniente para llevarlo a la creación de una vacuna, pero se podría abrir la puerta hacia nuevos fármacos que luchen contra el COVID-19.
Ampliación del coronavirus
La amplificación de anticuerpos (ADA) es un fenómeno que se presenta cuando un anticuerpo se adhiere a un virus, pero realmente ayuda al virus a entrar a la célula e infectarla, y esto incluye a las que normalmente no resultarían infectadas, como ciertos tipos de glóbulos blancos. Una vez que el virus entra a este, secuestra la célula y, de hecho, la convierte en una suerte de ‘caballo de Troya’.
Por lo tanto, no parece probable que un futuro exista una vacuna del coronavirus que también sirva como un tratamiento general del SARS, MERS y otras enfermedades.
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