El Ministerio español de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, dirigido por José Manuel Albares, estrenó una nueva estructura para afrontar nuevos retos como la cooperación europea o las relaciones con Latinoamérica tras la pandemia.
El Ministerio quedó dividido en cuatro grandes áreas, convertidas en secretarías de Estado: Asuntos Exteriores y Globales; para la Unión Europea; Cooperación Internacional; y para Iberoamérica, el Caribe y el Español en el Mundo.
La recuperación de la secretaría para Iberoamérica, el Caribe y el Español en el Mundo es una muestra de que el gobierno del socialista Pedro Sánchez quiere priorizar las relaciones con América Latina, después de enfrentar crisis como la de Bolivia, con la expulsión de dos diplomáticos españoles durante el gobierno de Jeannine Áñez, y en medio de la actual crisis en Cuba. Aún no se conoce el nombre de quién ocupará el cargo clave.
Corresponde al Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación la propuesta y ejecución de la política exterior, de las relaciones con la UE y de la cooperación internacional al desarrollo, de conformidad con las directrices del Gobierno y siguiendo el principio de unidad de acción en el exterior.
En su toma de posesión el pasado 12 de julio, el nuevo ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, instó a todo el equipo del Ministerio y del Servicio Exterior a trabajar por fortalecer el sistema multilateral y la imagen y liderazgo de España en el mundo.
Albares sustituyó en el cargo a Arancha González Laya, y tiene por delante varios desafíos que debe afrontar de inmediato, entre ellos restaurar la relación con Marruecos, afectada por una reciente crisis migratoria, e impulsar una mayor coordinación europea en asuntos como la inmigración o la seguridad.
Además, apoyar a Iberoamérica en la gestión y salida de la pandemia de la covid y la crisis económica, y defender los valores democráticos y del Estado de derecho.
Al asumir la cartera, Albares bosquejó someramente las líneas de su acción, afirmando que si las consecuencias de la pandemia no se manejan bien a nivel mundial, ésta “se puede transformar en una crisis diplomática, por los desequilibrios” que “la gestión de la vacuna puede introducir”.
También animó a enfrentar los retos que hay por delante con la “impronta” que implica la “forma de ser y estar en el mundo” de españoles e iberoamericanos y subrayó que el español, idioma nativo de más de 500 millones de personas, es un importante activo de la política exterior que se debe poner en valor.
Por eso, abogó por potenciar la presencia internacional de la lengua española, para que “penetre en todos los ámbitos”, asegurando que “debe oírse con fuerza en todo el mundo (…) hasta en la inteligencia artificial”.
No está claro, sin embargo, si la coletilla de “el español en el mundo” que tiene el nombre de la nueva Secretaría de Estado supone que las competencias sobre relaciones culturales, actualmente dependientes de la Agencia Española de Cooperación Internacional y Desarrollo (AECID), cambiarán de adscripción.
Renovación en el gobierno
Pedro Sánchez dio la sorpresa el sábado al acometer una fuerte remodelación ministerial, que incluyó siete caras nuevas y dejó fuera a varios pesos pesados, como la vicepresidenta Carmen Calvo. Sánchez prescindió también de su director de gabinete y principal estratega político, Iván Redondo.
Con 14 mujeres y 9 hombres, el nuevo gobierno es aún más femenino y también más joven.
Un equipo con el que el dirigente español quiere relanzarse, después de un año y medio de pandemia, la polémica por los indultos a nueve líderes separatistas catalanes encarcelados por el intento de secesión de 2017, y el fiasco de las elecciones regionales madrileñas del 4 de mayo, que la derecha ganó con rotundidad.
La remodelación del ejecutivo de coalición se limita a la parte socialista, y no afecta por tanto a su socio minoritario, la izquierda radical de Podemos, que mantiene sus cinco ministerios.
Su pieza de más peso, la ministra de Trabajo y vicepresidenta Yolanda Díaz, enfatizó que el objetivo de aquí a que termine la legislatura, a fines de 2023, es afrontar los “graves problemas de desigualdad” acentuados por la pandemia.
En la tarea, Madrid contará con la ayuda de los fondos europeos de recuperación pospandemia, que prevén 140.000 millones de euros para España en créditos y subvenciones.
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