Estados Unidos suspenderá el monitoreo de narcocultivos en Colombia y al menos por este año no publicará el informe correspondiente a las hectáreas sembradas en 2022, informó este martes el ministerio de Justicia colombiano.
AFP
«Es una decisión de la autoridad norteamericana que es neutral (…) yo tengo la información de que este año no se presentará informe, no se hizo monitoreo, no sé si en el futuro lo irán haciendo», dijo el jefe de la cartera, Néstor Osuna, interrogado por periodistas sobre el tema.
Citando fuentes de la Casa Blanca, el diario El Tiempo había revelado más temprano la suspensión del monitoreo de narcocultivos en el mayor productor de cocaína del mundo.
Según el medio local, el sistema de imágenes satelitales que permitía determinar avances o retrocesos en la lucha contra las drogas resultaba costoso para Estados Unidos y redundante, teniendo en cuenta que Naciones Unidas emite un reporte similar cada año.
También sugirió que las autoridades estadounidenses están más preocupadas por el consumo de fentanilo que de la cocaína, cuando en el país 110.000 personas murieron en 2022 por sobredosis de drogas, la mayoría adictos a este opioide sintético.
El último reporte de la Oficina de Política Nacional de Control de Drogas (ONDCP) estadounidense, que suele publicarse en esta época del año, reveló que Colombia tenía en 2021 unas 234.000 hectáreas de hoja de coca cultivadas, en contraste con las 245.000 de 2020.
Según Osuna, la suspensión del monitoreo se debe a «algún cambio en la organización institucional de las agencias que venían haciendo esto que no tienen relación directa con un asunto internacional con Colombia».
El presidente Gustavo Petro es un férreo crítico de la «fracasada» guerra contra las drogas, pese al millonario apoyo estadounidense.
El primer mandatario izquierdista en la historia de Colombia apuesta por una política menos represiva hacia los campesinos cultivadores y enfocada en la prevención del consumo y la interdicción de grandes cargamentos con rumbo a Norteamérica y Europa.
«Colombia y Estados Unidos abordan el impacto negativo de la economía de las drogas ilegales desde un amplio espectro que comprende el daño causado por el consumo y los eslabones del tráfico en su totalidad», indicó la presidencia en un boletín.
Desangrada por más de medio siglo de conflicto armado, Colombia no ha podido extinguir la violencia financiada por el narcotráfico, que deja más de nueve millones de víctimas.
Según la ONU, en 2021 la siembra del cultivo del que se extrae la cocaína ocupaba 204.000 hectáreas, un incremento del 43% con respecto al año anterior, y la producción del polvo blanco rondó las 1.400 toneladas.
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