Mauricette, una exasistenta de hogar de 78 años, se convirtió este domingo en la primera persona en Francia en recibir la vacuna contra el covid-19 dentro de la campaña iniciada en Europa.
EFE
«Estoy emocionada, es un honor», aseguró, entre lágrimas, la anciana, residente en un centro de Sevran, a las afueras de París, elegido por las autoridades para lanzar la campaña junto a otro de Borgoña, en el centro del país.
«Está caliente», agregó la mujer tras recibir la vacuna de Pfeizer, un comentario que provocó risas y los aplausos del personal hospitalario que asistió a la vacunación.
Le siguió un cardiólogo de 65 años, que trabaja en el centro hospitalario pero que ha sido considerado como personal de riesgo y que se presentó voluntario para recibir la vacuna.
Por el momento, la campaña de vacunación se centra en personas residentes en centros de mayores, casi 1 millón, en una primera etapa que durará unos dos meses.
En ese momento se vacunará al resto de los mayores de 65 años y a los pacientes de riesgo, unos 14 millones de personas, en una campaña que durará hasta marzo, cuando está previsto que la vacuna se extienda al resto de la población.
El presidente francés, Emmanuel Macron, reaccionó en Twitter al lanzamiento de esta campaña y aseguró que «ahora tenemos un nuevo arma contra el virus».
Recordó que la vacuna no es obligatoria, pero ante las dudas que tienen muchos ciudadanos, apeló a «confiar en los investigadores y médicos» y recordó que «Francia es el país de las Luces y de Pasteur, la razón y la ciencia deben guiarnos».
Según un estudio publicado este domingo por «Le Journal du Dimanche», Francia es uno de los países donde menos ciudadanos se dicen dispuestos a vacunarse.
Solo el 44 % de ellos lo asegura, la tercera cifra más baja, solo superado por Croacia y Serbia entre los 32 países estudiados.
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